Jean-Jacques Annaud nos demuestra una vez más el gran director de cine que es, creando un film de enorme complejidad ya que nos recrea el comienzo del hombre.
Su director nos transporta a la prehistoria, donde el hombre estaba en ese trance que dejaba de ser un animal para ser humano. En la época en el que empezaba a utilizar el cerebro y en el que el descubrimiento del fuego fue una revolución, que provocó que tribus enteras desaparecieran y otras evolucionaran.
Película de enorme complejidad ya que no existen diálogos, pero que cuenta con un gran trabajo de sonidos y de expresiones corporales. Uno es capaz de entender todo lo que sucede sin que se emita ni una sola palabra y no se subtitule nada. Sin lugar a dudas es lo más impactante de todo.
Con respecto a la ambientación, hay que decir que es fascinante el viaje al pasado que uno vive. Uno cree que realmente el director ha puesto una cámara en esa época y ha grabado situaciones reales. A ello ayuda además unas interpretaciones sobresalientes por parte de los actores, los cuales realizan un trabajo brutal.
No obstante, hay que decir que el film cuenta con algunos momentos un poco pesados debido a la densidad y complejidad con el que está narrada la historia. Esto hace que haya escenas que agoten un poco.
En fin, película única que ha conseguido lo que ninguna otra ha podido al retratar una historia crucial para la humanidad, y de la que sabemos tan poco. Un film mágico y complejo que engancha al espectador y le enseña lo que fuimos y lo que somos.