Sin conocer de nada esta película, me llamó la atención la sinopsis ya que me imaginaba una cena entre cuatro personajes donde en la mesa además de haber platos suculentos; habría también un tema difícil de digerir debido al choque de opiniones.
El comienzo del film es bueno. Es más, es bastante bueno ya que se nos expone a dos parejas muy opuestas en opiniones y en forma de ver la vida. Y entre esas personas existe un policía antidisturbios un poco agresivo, y un joven que perdió un ojo en una manifestación contra el gobierno debido a que un policía le disparó con una pelota de goma. Ese policía cena frente a él.
Así que durante esos primeros minutos uno asiste a esa cena donde la tensión está presente en cada frase y en cada plato. Unos minutos brillantes llenos de frases lanzadas como dardos, donde cada personaje que intenta ocultar al principio su visión del mundo para no ofender; se quitan rápidamente la máscara para descubrir como son realmente y luchar por su ideal de vida.
El problema que tiene esta película es que ese comienzo brillante desaparece a la media hora. En cuanto acaba la cena la historia toma una dirección bastante irreal haciendo que los personajes se comporten de un modo que para nada resultan creíbles; además de lanzar un mensaje en cada frase bastante populista, pero dirigido hacia un destino que tiene muchos huecos.
Así que nos encontramos ante un policía demasiado agresivo que de repente parece que no tiene ninguna pizca de inteligencia, y empieza a tener comportamientos totalmente surrealistas. Su pareja parece escapada de un jardín de infancia ya que todos sus comportamientos parecen de una niña de 3 años (salvo en una conversación puntual). Con respecto al personaje tuerto, es un hombre que parece que tiene sus ideas muy claras, pero luego tiene una amistad con el policía que no es para nada creíble. Y la pareja de él es irreal en todo momento, ya que tiene muy claros sus ideales; pero dichos ideales a veces los lleva a unas situaciones que para nada son coherentes con el mensaje que lanza.
Por consiguiente, nos encontramos ante una película que quiere ir de mensaje progresista y se queda en populista, pero populista cutre; ya que luego no es capaz de sostenerlo y le da ciertos giros haciendo que al final el aplauso fácil quede bastante ridículo.
En fin, "El rey tuerto" lanza un mensaje exponiendo a un personaje que con solo un ojo ve más que ninguno de los demás. Pero dicha visión funciona muy bien al principio y se diluye en unas direcciones que no se sostienen por ningún lado. Una pena que ese comienzo tan brillante no se mantenga, y la calidad caiga en picado a una velocidad vertiginosa.