Me resulta complicadísimo valorar "La cuarta fase". Es tan extraña que uno no sabe si se ha tragado una maravilla o un bodrio. Lo que sí está claro es que deja huella.

Para empezar adelanto que en esta crítica me abstendré de mencionar absolutamente nada de su trama, ya que creo que si ves el film con una idea preconcebida, puede influir negativamente en tu percepción. Y no quiero que sea el caso.

Este experimento es una rareza pura y dura. Punto. Es lo único que necesitas saber de ella. A partir de ahí la película te enganchará o te hará contar ovejas. Eso dependerá de si tienes verdaderas ganas de involucrarte al presionar el play o si por el contrario vas desde el minuto uno buscando gazapos o buscando las trolas del asunto. Yo personalmente siempre procuro involucrarme con lo que estoy viendo, algo que aconsejo para disfrutar plenamente de una sesión cinematográfica.

Su principio quizás es algo confuso. Mezclan imágenes "recreadas" con imágenes de documental (falso documental, eso sí). Así que vemos prácticamente dos personas distintas haciendo el mismo papel con varios de los personajes. Reconozco que a los 10 minutos rebobiné hasta el principio nuevamente para aclararme un poco. Una vez avanzada la película, y una vez todo claro, la cosa se puso interesante. Ahora, eso sí, de una cosa sí estoy convencido. La película es muy terrorífica. No me refiero al miedo al que todos estamos acostumbrados en una cinta. Es un terror muy distinto. Es más parecido al que sentirías si estuvieses físicamente presenciando algo extraño; algo a lo que no encontrarías explicación lógica pese a estar ante tus narices. Yo me sentí incómodo.

Al comenzar mi valoración decía que no sabía muy bien si La cuarta fase era un buen producto o un ladrillo. Me adjudico la primera de las opciones. Me gusta... me ha gustado bastante.