Mientras Devito observa su casa en Google Heart, no tiene otra ocurrencia más que la de querer convertir su morada en el ombligo del mundo a vista del espacio exterior. Como sólo con ello no hay suficiente peso para rellenar 95 minuto de película, al guionista se le ocurrió la deslumbrante idea de que el chiquitito compartiera protagonismo con el vecino Broderick con el que se llevaría como el perro y el gato. Así que estas son las únicas bases de la película; luces y peleas con el vecino.


Encuentras algunos gags que son medio simpáticos aunque no desternillantes; ni de lejos. Y van metidos así al voleo. No están integrados en la trama. A ver, por ejemplo, a que viene y qué pinta una organizada carrera de patines. Lo dicho; reunión de guionistas y cada uno dieron una idea para hacer gracias. Juntaron todas esas ideas sin sentido, y la mezclaron con las peleas y las luces.


La peli es lo suficientemente buena como para ver en días en los que ves por ver, y lo suficientemente pésima como para verla en días que ves porque tienes ganas de ver.


La pasta que se deja Devito en material lucente es del todo difícil de encajar.