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Voto de Travisloock:
9
29 de enero de 2010
15 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viene de crítica a "la ley de la calle"
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Arte y Kayros
Tendremos que remitirnos al griego antiguo para encontrar un término en total concordancia para explicar la razón del Arte, el por qué antropológico del Arte.
El término “Kayros” podríamos traducirlo literalmente como “momento” o “instante” a nuestro idioma; aunque no como una cantidad de tiempo concreta; no tiene validez como un segundo o la cantidad de tiempo ínfima que pudiéramos capturar (el cine demostró que tenemos una capacidad de percepción de la realidad acotada a 1/24 tomas visuales por segundo, produciéndose el milagro en que una sucesión de instantáneas, las percibamos como la más continua de las realidades; y además la misma ciencia cree demostrar que el propio tiempo está discretizado, pudiendo ser que la continuidad de realidad es ya de por sí una entelequia). “Kayros” tiene razón de ser en nuestros sentidos personales, y está íntimamente relacionado con nuestras distintas percepciones del transcurrir del tiempo.
Deberíamos decir que “Kayros” son los momentos que rompen la monotonía de Kronos (tiempo en su globalidad, “la vida que se nos pasa”, con valor objetivo en la medida, con validez de consenso); también son los fragmentos que valen por sí mismos para cada uno de nosotros, y además, serán los que nos valgan a nosotros mismos para explicarnos nuestra existencia.
Sensaciones como el enamoramiento, el odio, el sosiego, surgen en un instante en nuestros sentidos, aunque el proceso de ser conscientes de ello ya nos lleve más tiempo de procesamiento, en otra capa externa de nuestro cerebro. Así, cuando decimos que “creemos estar enamorados”, ya lo estamos, inequívocamente. Estos “momentos” que pertenecen a nuestras vivencias, son los que queremos reproducir a través de las obras; aunque no como objetos (figuración), sino como sentimientos. El artista no crea una obra sobre una victoria militar en el contexto “ad hoc” de esos mismos combatientes, el lugar del enfrentamiento y las circunstancias exactas de la recapitulación de los vencidos. La obra de Arte ha de desvincularse de la utilidad de documento histórico; valga sólo como parte del análisis (en la crítica analítica) el marco histórico, las pequeñas referencias; un sentimiento de gloria es el mensaje final que se comunica, que es igualmente válido para todos y cada uno. Por ejemplo, cuando nos sumergimos en un relato o film de tintes épicos, somos partidarios de los protagonistas, aunque el enemigo sea de nuestra misma raza, nacionalidad o condición social.
Esos “momentos” o “Kayros”, son el por qué del por qué del Arte, la causa de que el artista quiera expresar y un espectador entienda de manera tan profunda.
Continua en spoiler
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Arte y Kayros
Tendremos que remitirnos al griego antiguo para encontrar un término en total concordancia para explicar la razón del Arte, el por qué antropológico del Arte.
El término “Kayros” podríamos traducirlo literalmente como “momento” o “instante” a nuestro idioma; aunque no como una cantidad de tiempo concreta; no tiene validez como un segundo o la cantidad de tiempo ínfima que pudiéramos capturar (el cine demostró que tenemos una capacidad de percepción de la realidad acotada a 1/24 tomas visuales por segundo, produciéndose el milagro en que una sucesión de instantáneas, las percibamos como la más continua de las realidades; y además la misma ciencia cree demostrar que el propio tiempo está discretizado, pudiendo ser que la continuidad de realidad es ya de por sí una entelequia). “Kayros” tiene razón de ser en nuestros sentidos personales, y está íntimamente relacionado con nuestras distintas percepciones del transcurrir del tiempo.
Deberíamos decir que “Kayros” son los momentos que rompen la monotonía de Kronos (tiempo en su globalidad, “la vida que se nos pasa”, con valor objetivo en la medida, con validez de consenso); también son los fragmentos que valen por sí mismos para cada uno de nosotros, y además, serán los que nos valgan a nosotros mismos para explicarnos nuestra existencia.
Sensaciones como el enamoramiento, el odio, el sosiego, surgen en un instante en nuestros sentidos, aunque el proceso de ser conscientes de ello ya nos lleve más tiempo de procesamiento, en otra capa externa de nuestro cerebro. Así, cuando decimos que “creemos estar enamorados”, ya lo estamos, inequívocamente. Estos “momentos” que pertenecen a nuestras vivencias, son los que queremos reproducir a través de las obras; aunque no como objetos (figuración), sino como sentimientos. El artista no crea una obra sobre una victoria militar en el contexto “ad hoc” de esos mismos combatientes, el lugar del enfrentamiento y las circunstancias exactas de la recapitulación de los vencidos. La obra de Arte ha de desvincularse de la utilidad de documento histórico; valga sólo como parte del análisis (en la crítica analítica) el marco histórico, las pequeñas referencias; un sentimiento de gloria es el mensaje final que se comunica, que es igualmente válido para todos y cada uno. Por ejemplo, cuando nos sumergimos en un relato o film de tintes épicos, somos partidarios de los protagonistas, aunque el enemigo sea de nuestra misma raza, nacionalidad o condición social.
Esos “momentos” o “Kayros”, son el por qué del por qué del Arte, la causa de que el artista quiera expresar y un espectador entienda de manera tan profunda.
Continua en spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Suele así, venir representado ese “Kayros” en objetos perdurables, que resistan al menos a la vida del artista, sirviendo de testimonio de existencia y necesidad vital (hemos sido, hemos sentido), ya sea un anhelo de emociones efusivas, de tranquilidad sosegada en donde se presenta un momento encantador, o incluso como negación de “Kayros” o de objetivos vitales, ejemplo claro en el existencialismo, ya que esa negación está contenida en “Kayros”, pues existe epifanía(el desencanto es sentimiento al igual que la esperanza que surge en algún momento). Esto es el cometido del artista. Nos toca a nosotros, con la “experiencia estética” (que es “Kayros” de por sí), recoger el mensaje en la “intimidad artística”, y sólo entonces apareciendo el Arte.
Sucede en ciertas ocasiones, en disciplinas como la danza, un fenómeno de retroalimentación. El efecto “duende” en el flamenco, que en otras danzas tienen distintos nombres, se produce como una sinergia de comunicador-receptor en el cuerpo del bailarín.¿Bailamos por qué el cuerpo nos pide que nos expresemos mediante el movimiento, o por qué el cuerpo está sintiendo una “experiencia estética” en el momento del “duende”?
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Termina en crítica a "el maquinista de la general"
Sucede en ciertas ocasiones, en disciplinas como la danza, un fenómeno de retroalimentación. El efecto “duende” en el flamenco, que en otras danzas tienen distintos nombres, se produce como una sinergia de comunicador-receptor en el cuerpo del bailarín.¿Bailamos por qué el cuerpo nos pide que nos expresemos mediante el movimiento, o por qué el cuerpo está sintiendo una “experiencia estética” en el momento del “duende”?
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Termina en crítica a "el maquinista de la general"