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Argentina Argentina · mendoza
Voto de nahuelzonda:
10
8,4
4.104
Documental "Shoah" ("aniquilación" en lengua hebrea) es una revisión de la memoria del Holocausto en primera persona. Las víctimas, los testigos, todos aquellos que vivieron el horror y pueden, obligándose a recordar, devolver al presente una realidad que no debe caer en el olvido. (FILMAFFINITY)
10 de agosto de 2016
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuántos artilugios hemos empleado los unos para eliminar y ultrajar la dignidad de los otros?
¿Cuánta ha sido la fuerza creativa aplicada a la confección de inauditos catálogos e inventarios de la miseria y el horror?
¿Cómo entender, sin descorazonarse, los numerosos e incontables procesos creados para socavar y minar la integridad de los seres humanos?

Estos métodos no han sido privativos de ningún credo, raza, religión o doctrina: Han sido utilizados bajo le égida de las más disimiles ideologías a lo largo de todas las épocas. Los espantosos métodos de destrucción personal que se han implementado a lo largo de la historia del hombre comprenden una abultada gama repleta de matices, un oscuro patrimonio que destaca por su versatilidad y su lamentable efectividad. Un estandarte de la villanía que ha sido enarbolado por muchos. Casi todo el repertorio de colores políticos e ideológicos, de credos y de razas han hecho uso y abuso de espeluznantes métodos de humillación y de degradación psíquica, moral y física para someter al "enemigo".

¿Cuántas justificaciones le podemos encontrar al horror aplicado contra otros hombres?

Es desolador reflexionar y encontrar que han sido muchas.
Para hacer el mal, dice Solzhenitsyn, antes el hombre debe concebirlo como un bien o como un acto meditado y legítimo. Afortunadamente, el hombre está obligado, por naturaleza, a encontrar justificación a sus actos. Las justificaciones endebles son aquellas que carecen de sustento ideológico. Es la ideología la que proporciona al hombre la justificación anhelada y la firmeza prolongada que necesita. Así, vemos que el objetivo que sustenta la ideología legitima el accionar, ya que ésta es, para el devoto, suprema y en última instancia, benévola para la mayoría.¿No es bueno, por ende, que el enemigo sea eliminado de la faz de la tierra?

Pero.
¿Hay límites para la obsecuencia? ¿Se trata de sometimiento inconsciente a la autoridad o de malevolente complicidad? ¿Somos un lobo para el hombre? ¿Es que Tánatos ganó la contienda? ¿Es que la vida creadora sucumbe ante el poder del caos y se rinde ante la evidencia de la tragedia de la muerte y la destrucción?

Estas son preguntas ciegas, aún no habitadas por respuestas clarividentes. Poco sabemos todavía de la materia prima que conforma a los seres humanos. Hay indicios, más no certezas. Lo que sí es seguro es esto: El hombre puede anular al hombre. Decía Primo Levi: “Destruir al hombre es difícil, casi tanto como crearlo: no ha sido fácil, no ha sido breve, pero lo habéis conseguido”.

Lo que mayor desasosiego me causa de la impresionante obra de Claude Lanzmann no es la dimensión y la magnitud de la violencia que se llevó a cabo en los campos de exterminio, ni su lúgubre y variopinta manifestación; sino la aceitada maquinaria que se puso a su servicio, el accionar diligente de esa factoría de muerte que produjo en abundancia, delegando en cada trabajador una función específica y especializada. Un acto de inaudita eficacia que se aplicó de modo conveniente y ordenado.

El Holocausto fue la tecnocracia del espanto y un bosquejo para el horror total.
nahuelzonda
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