Yo no se en que momento el crítico del “The Hollywood Reporter” se ha podido reír a carcajadas porque a mi no me ha producido ni una ligera sonrisa, más bien, un enorme cabreo. Me cabrea que se utilicen los estereotipos homosexuales para definir una conducta generalizada a todos los que tienen esa opción sexual y muy especialmente porque estos personajes, débiles, feos, y llorones, son contrapuestos a hombres fuertes, y sobre todo que han luchado en la guerra por su país. Estos últimos no dejan de llamar maricones a aquellos anteriores a los que ponen en las situaciones más patéticas que uno pueda imaginar. El mini de color rosa que utiliza todo un señor veterinario, pero “marica”, es una forma de marcar negativamente la diferencia. Y si son deplorables los chistes homófobos, no son menos estúpidos los chistes xenófobos sobre las distintas etnias. Si en todo el mundo se lucha por las igualdades y derechos humanos, aquí se marcan las diferencias. No me gusta hablar de los finales de las películas, pero en este caso me ha parecido absolutamente manipulador.