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Voto de Wanchope:
5
4,9
14.642
Fantástico. Aventuras. Acción. Comedia
Balthazar Blake (Nicolas Cage), un prestigioso hechicero neoyorquino, intenta defender la ciudad de su archienemigo Maxim Horvath (Alfred Molina). Como no puede hacerlo solo, recluta como ayudante a Dave Stutler (Jay Baruchel), un chico aparentemente normal que posee grandes poderes. Tras darle un curso de magia antigua, ambos se disponen a vencer a las fuerzas del Mal. Libre adaptación del episodio homónimo del clásico de Disney ... [+]
31 de julio de 2010
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con motivo del estreno de 'Prince of Persia' escribí que Bruckheimer llevaba dando forma durante años al concepto del actual blockbuster veraniego mediante una fórmula que mezclaba en pantalla mucho ruido y movimiento de forma tan ligera como inofensiva, algo que garantizaba la distracción del espectador y el éxito para el productor. En aquel entonces también decía que la asociación con Disney amenazaba con herir su prestigio y posición en Hollywood. Tras 'El aprendiz de brujo' me reafirmo en ambas ideas: Bruckheimer llevaba, pasado, y la imposición del logo de Disney al principio del metraje parece conllevar un peaje que limita el alcance de su modelo de producción...
Puede que la simple reiteración en los mismos patrones, el agotamiento en la calidad de las ideas que las sustenta o la progresiva impersonalización de sus producciones, lo cierto es que a la "fórmula Bruckheimer" se le empieza a ver tanto el plumero que, si bien con 'Prince of Persia' podíamos obviarlo hasta cierto punto, con 'El aprendiz de brujo' se hace tan notorio que el poso de frialdad que deja su visionado evidencia lo artificiosa e industrial que resulta la propuesta, clara muestra de la imposición de un concepto por encima del desarrollo de una idea. Y eso a pesar de unos primeros minutos muy distraídos y efectivos cuya dinámica, no obstante, se ve interrumpida por un innecesario romance adolescente tan aburrido como tópico, entre otras cosas, y que hiere a un film que desde entonces se vuelve irregular e inconsistente, alicaido en un devenir que concluye con una resolución que más parece un simple compromiso sin apenas interés con el que hasta sus responsables parecen mostrar cierta desgana.
Aunque es algo que quién más quién menos ya sepa, parece una imposición inherente a cualquier crítica sobre la cinta decir que esta se inspira en cierto episodio del 'Fantasía' de Walt Disney, y que por supuesto en el film es acertadamente homenajeado con audio y vídeo. Pasado el compromiso, y entrando ya en materia, lo cierto es que podría hacer un copy & paste de gran parte de lo escrito para 'Prince of Persia'. Las dos cintas comparten objetivo y alma, entretener sin mayores complicaciones haciendo mucho ruido por el camino, aunque el resultado final difiera entre ambas fundamentalmente por un motivo: el romance (en este caso adolescente) que parece inherente a toda historia que se precie, aunque no tenga mucho fundamento o tan sólo sea para regocijo de no se sabe muy bien quién, y que en 'El aprendiz de brujo' aparte de resultar excesivamente imbécil rompe por completo el ritmo y al relato, alejando constantemente la cámara de allí en donde la cinta podría hacerse fuerte y verdaderamente cumple, en gran parte, con su objetivo: sus escenas de acción, y en menor medida, alguna que otra escena cómica alejada de la mediocridad empalagosa de la comedia adolescente infantiloide y que, casualidad o no, casi siempre parecen más efectivas cuando están a cargo de los "malos".
Puede que la simple reiteración en los mismos patrones, el agotamiento en la calidad de las ideas que las sustenta o la progresiva impersonalización de sus producciones, lo cierto es que a la "fórmula Bruckheimer" se le empieza a ver tanto el plumero que, si bien con 'Prince of Persia' podíamos obviarlo hasta cierto punto, con 'El aprendiz de brujo' se hace tan notorio que el poso de frialdad que deja su visionado evidencia lo artificiosa e industrial que resulta la propuesta, clara muestra de la imposición de un concepto por encima del desarrollo de una idea. Y eso a pesar de unos primeros minutos muy distraídos y efectivos cuya dinámica, no obstante, se ve interrumpida por un innecesario romance adolescente tan aburrido como tópico, entre otras cosas, y que hiere a un film que desde entonces se vuelve irregular e inconsistente, alicaido en un devenir que concluye con una resolución que más parece un simple compromiso sin apenas interés con el que hasta sus responsables parecen mostrar cierta desgana.
Aunque es algo que quién más quién menos ya sepa, parece una imposición inherente a cualquier crítica sobre la cinta decir que esta se inspira en cierto episodio del 'Fantasía' de Walt Disney, y que por supuesto en el film es acertadamente homenajeado con audio y vídeo. Pasado el compromiso, y entrando ya en materia, lo cierto es que podría hacer un copy & paste de gran parte de lo escrito para 'Prince of Persia'. Las dos cintas comparten objetivo y alma, entretener sin mayores complicaciones haciendo mucho ruido por el camino, aunque el resultado final difiera entre ambas fundamentalmente por un motivo: el romance (en este caso adolescente) que parece inherente a toda historia que se precie, aunque no tenga mucho fundamento o tan sólo sea para regocijo de no se sabe muy bien quién, y que en 'El aprendiz de brujo' aparte de resultar excesivamente imbécil rompe por completo el ritmo y al relato, alejando constantemente la cámara de allí en donde la cinta podría hacerse fuerte y verdaderamente cumple, en gran parte, con su objetivo: sus escenas de acción, y en menor medida, alguna que otra escena cómica alejada de la mediocridad empalagosa de la comedia adolescente infantiloide y que, casualidad o no, casi siempre parecen más efectivas cuando están a cargo de los "malos".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La un tanto irritante presencia como protagonista de Jay Baruchel, una especie de copia barata de Shia Labeouf, tampoco ayuda especialmente a reflotar su visionado, falto de carisma y porte como para erigirse en referencia de un reparto que bascula entre un Nicolas Cage dando vida a un Nicolas Cage con el pelo largo, y un Alfred Molina que aun con el piloto automático sabe como hacerse valer, cobrar un buen cheque y, encima, pasárselo en grande. Por lo demás, muchos y excelentes efectos especiales para adornar un guión que a medida que avanza la trama evidencia, más que su debilidad, concepto quizá un tanto inapropiado, el que su razón de existir no sea más que un pretexto para elaborar metraje a su alrededor, y cobrar una entrada, todo ello con la complicidad de un siempre efectivo Trevor Rabin quién le dedica una más que solvente banda sonora a la producción, considerablemente más interesante que algunos interludios musicales a cargo de alguna que otra canción impuesta por lo que para los grandes estudios norteamericanos es el complejo adolescente, y que atenaza de forma evidente algunas de las decisiones creativas de la cinta.
Fuera como fuese, este aprendiz de brujo poca magia irradia desde la pantalla de cine a pesar de las buenas intenciones que no dudo atesoran sus responsables. Prueba de ello es la primera entrega de 'La búsqueda', en donde la congregación de los mismos nombres dió pie a un entretenidísimo thriller de aventuras, o incluso el de su secuela, título inferior pero que al menos cumplía con su promesa de hacer pasar el tiempo sin mayores problemas. En esta ocasión la impersonalidad de un eficaz realizador, sin más, como es Jon Turteltaub no aporta más que una correcta visión sobre un guión y una producción a los que les falta algo más de empeño en elaborar una verdadera película que vaya más allá de la cadena de montaje en la que ha sido ensamblada. No es un desastre, pero sí una de esas cintas en las que a partir de un momento determinado no podemos dejar de compadecer por cuantas decisiones erróneas dan al traste las posibilidades de optar a un resultado más interesante.
Fuera como fuese, este aprendiz de brujo poca magia irradia desde la pantalla de cine a pesar de las buenas intenciones que no dudo atesoran sus responsables. Prueba de ello es la primera entrega de 'La búsqueda', en donde la congregación de los mismos nombres dió pie a un entretenidísimo thriller de aventuras, o incluso el de su secuela, título inferior pero que al menos cumplía con su promesa de hacer pasar el tiempo sin mayores problemas. En esta ocasión la impersonalidad de un eficaz realizador, sin más, como es Jon Turteltaub no aporta más que una correcta visión sobre un guión y una producción a los que les falta algo más de empeño en elaborar una verdadera película que vaya más allá de la cadena de montaje en la que ha sido ensamblada. No es un desastre, pero sí una de esas cintas en las que a partir de un momento determinado no podemos dejar de compadecer por cuantas decisiones erróneas dan al traste las posibilidades de optar a un resultado más interesante.