Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Benjamín Reyes:
7
Thriller. Drama Boston, años 70. El agente del FBI John Connolly (Joel Edgerton) convence a Whitey Bulger (Johnny Depp), un mafioso irlandés que acaba de salir de la cárcel, para que colabore con el FBI con el fin de eliminar a un enemigo común: la mafia italiana. Esta nefasta alianza provoca una espiral de violencia que permite a Whitey eludir el control de la ley, consolidar su poder y convertirse en uno de los más implacables y poderosos gangsters ... [+]
25 de octubre de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de mafiosos es un género que ha dado al séptimo arte algunas de sus mejores películas desde la época clásica con títulos imprescindibles como “Scarface” (1932), “Los violentos años 20” (1939) o “Al rojo vivo” (1949) al cine contemporáneo que representan “El padrino” (1972), de Francis Ford Coppola; “Casino” (1995), de Martin Scorsese o “Camino a la perdición” (2002), de Sam Mendes. No es un género exclusivo de Hollywood. “Hana-bi” (1997) o “Brother” (2000) del japonés Takeshi Kitano, “Election 1 y 2” (2005-06), del hongkonés Johnny To o la trilogía “Dead or Alive” (1999-2002), del nipón Takashi Miike así lo atestiguan.
“Black Mass: estrictamente criminal” no engrosará esta selecta nómina, pero se erige en un filme estimable rodado con pulcritud y estilo, que si por algo será recordada será por la actuación del camaleónico Johnny Depp. Sin él la película sería solo un trabajo correcto, pero su magistral caracterización e interpretación y justifican su visionado. Es recomendable escucharle en versión original, ya que su interpretación del mafioso James “Whitley” Bilger gana enteros al imitar el acento de Boston. Depp hace olvidar sus recientes desaguisados en “Mortdecai” (2015) o “Trascendence” (2014) y logra componer uno de sus mejores roles junto a los de “Eduardo Manostijeras” (1990), “Ed Wood” (1994), “Dead Man” (1995), “Donnie Brasco” (1997), “Miedo y asco en las vegas” (1998) o “Sweeney Todd” (2007), en la que ya mostraba un físico desmejorado. Su gran papel no se limita a su transformación física (aparece alopécico y desdentado) sino a mostrar el lado humano de un mafioso sin escrúpulos capaz de tomarse una siesta después de segar la vida de una persona, lo cual se refleja en las escenas que comparte con su hijo, destacando aquella en la que le da una lección de vida tras su vástago propinarle un golpe en la cara a un compañero de clase: “Lo que importa no es lo que haces es cuándo y dónde lo haces”.
Quizá ahora le otorguen el Óscar al mejor actor que nunca ha ganado (ha sido nominado en tres ocasiones). No es el único actor de renombre de las últimas décadas que no puede presumir de tener en su casa un eunuco dorado como intérprete: Leonardo di Caprio (4 nominaciones), Brad Pitt (3 nominaciones) o Edward Norton (3 nominaciones).
“Black Mass: estrictamente criminal”, que se proyectó, fuera de concurso el último Festival de Venecia, incluye varios de los lugares comunes del cine de gánsteres como el ascenso criminal del mafioso de turno (en este caso gracias al pacto al que llegó “Whitley” con el FBI con el objetivo de eliminar al enemigo común: la mafia italiana), la escena en la discoteca, los asesinatos “ipso facto” o las secuencias de diálogos que reflejan negociaciones turbias en las que la línea entre el bien y el mal se difumina hasta desvanecerse.
Benjamín Reyes
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow