La película, por su argumento, da la impresión que es chocante y perturbadora. Sin embargo, una escena muestra que es una película humana y espiritual. El protagonista al tocar fondo en una situación de vida o muerte decide dejar una vida de orgullo y egoísmo para empezar una llena de docilidad y milicia. Experimenta el profundo deseo de reconciliarse con su familia. Toma la decisión con todas sus fuerzas y sin lugar a términos medios. Es algo que le cuesta mucho porque le afecta grandemente su estabilidad emocional.

El director no muestra la conversión del personaje de manera explicativa. Emplea apenas unos cuantos minutos para mostrar esa parte de la historia que es la más importante y que le da sentido a toda la película. Logra así hacer una película de tipo artística y no de tipo intelectual o de entretenimiento.