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Voto de carlos bosch benitez:
2
4,5
340
Drama
Un joven, que pretende vengarse de un error médico que le impide llevar una vida normal, secuestra a una cirujana, pero el amor acaba surgiendo entre ambos. (FILMAFFINITY)
29 de enero de 2013
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, juro que lo mío con el cine francés no es masoquismo... Yo leí Kristin Scott y me dije ¡hombre no es francesa! Por eso entré, no por ninguna otra razón...
Por otro lado, no sé qué cosa ocurre con las francesas- con alguna excepción-, que uno tiene la impresión de que se trata siempre en el fondo de la misma película, tal es la monotonía que las caracteriza. Incluso los actores parecen ser siempre los mismos o casi. Repiten más que el pepino.
Por otro lado, no sé qué cosa ocurre con las francesas- con alguna excepción-, que uno tiene la impresión de que se trata siempre en el fondo de la misma película, tal es la monotonía que las caracteriza. Incluso los actores parecen ser siempre los mismos o casi. Repiten más que el pepino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En esta ocasión la cosa va de síndrome de Estocolmo: un chico traumatizado por la muerte de su señora a causa de una supuesta negligencia médica va y secuestra a la doctora responsable no se sabe muy bien para qué. Supongo que para meterle miedo en el cuerpo. Al final va a ocurrir todo lo que uno se puede imaginar ya desde el primer minuto. Si con semejante argumento uno no es capaz de echarle un poco de chispa a la cosa (no sé muy bien cómo) la batalla está perdida de antemano.
Exactamente eso es lo que ocurre: puertas que se abren y cierran sin cesar, paredes desnudas, silencios mortales y el consabido revolcón del final, que no podía faltar tampoco. En fin, que para síndrome de Estocolmo el que termina sufriendo el espectador, forzado a contemplar un espectáculo que tiene tanto interés como las cien maneras de pelar una patata.
¡ Y al final la muy cabrona encima le traiciona!
La interpretación, ni fu ni fa. Digamos sólo que resulta bastante digna para el guión que les ha tocado. Aún así a los dos protagonistas- y no hay apenas nadie más, que nos salimos del presupuesto- se les nota bastante que ni se creen ni disfrutan con los papeles que les han tocado en suerte.
Todo esto en mi modesta opinión no son más que otros tantos síntomas de que el cine se muere, desplazado por las grandes series televisivas y por Internet. Podrá sonar a catastrofismo y, por supuesto, también es cuestión de gustos, pero al menos en mi caso para ver una película pasable me tengo que tragar antes cuarenta bodrios.
Algunos países aguantan el tirón mejor que otros, por ejemplo los anglosajones y el renacido y peculiar cine latinoamericano. Por el contrario los demás países europeos con Francia y España a la cabeza cuando intentan hacer cine de calidad les da por el cine de ideas o, mejor dicho, de idea, pues suele haber una sola. Cine sin sangre en las venas, que se te cae de las manos (¡y nunca mejor dicho!). Un buen ejemplo de ello es esta película.
Y cuando intentan hacer cine comercial, mejor ya ni hablar. .
Exactamente eso es lo que ocurre: puertas que se abren y cierran sin cesar, paredes desnudas, silencios mortales y el consabido revolcón del final, que no podía faltar tampoco. En fin, que para síndrome de Estocolmo el que termina sufriendo el espectador, forzado a contemplar un espectáculo que tiene tanto interés como las cien maneras de pelar una patata.
¡ Y al final la muy cabrona encima le traiciona!
La interpretación, ni fu ni fa. Digamos sólo que resulta bastante digna para el guión que les ha tocado. Aún así a los dos protagonistas- y no hay apenas nadie más, que nos salimos del presupuesto- se les nota bastante que ni se creen ni disfrutan con los papeles que les han tocado en suerte.
Todo esto en mi modesta opinión no son más que otros tantos síntomas de que el cine se muere, desplazado por las grandes series televisivas y por Internet. Podrá sonar a catastrofismo y, por supuesto, también es cuestión de gustos, pero al menos en mi caso para ver una película pasable me tengo que tragar antes cuarenta bodrios.
Algunos países aguantan el tirón mejor que otros, por ejemplo los anglosajones y el renacido y peculiar cine latinoamericano. Por el contrario los demás países europeos con Francia y España a la cabeza cuando intentan hacer cine de calidad les da por el cine de ideas o, mejor dicho, de idea, pues suele haber una sola. Cine sin sangre en las venas, que se te cae de las manos (¡y nunca mejor dicho!). Un buen ejemplo de ello es esta película.
Y cuando intentan hacer cine comercial, mejor ya ni hablar. .