El argumento basado en casas encantadas, con espíritus vagando por el mundo, víctimas de muertes violentas, ha tenido amplia resonancia en el cine. Una de las más efectivas fue "Poltergeist", estrenada dos años después que "Al final de la escalera". En realidad, la trama se apoya en una sarta de patrañas pseudo parapsicológicas, trufadas de una investigación histórica para mantener el interés. Quien se crea las vicisitudes de un fantasma amargado, recreándose asustando a los mortales, puede disfrutar de una película bien dirigida y bien montada. Quien no, apreciará más el terror psicológico de "Psicosis" o "Los pájaros" (ambas del maestro Hitchcok). Los topicazos de los espíritus fantasmales malvados, con poderes de telekinesia, pirómanos y telepáticos, capaces de manifestarse en sesiones de espiritismo, incluso con psicofonías, dan más risa que inquietud. Hoy en día sólo impresionan a los seguidores de las santerías y magia blanca (o negra), que están en sus derechos con sus creencias. Para los que piensan que el 100% del espiritismo, visiones de apariciones y videntes futuristas son puro fraude y superchería, el film les dejará fríos.