Innecesaria, exagerada y desconcertante secuela de la Alicia de Tim Burton que pretende aprovechar el tirón (en taquilla) de un despistado Johnny Deep para regalarnos algo tan irregular como fascinante. Hay en “Alicia, a través del espejo” algo que resulta casi hipnótico en lo visual, algo decadente que demuestra que por mucho dinero que te gastes, los efectos visuales nunca salvarán una película. Y, a pesar de eso, esa desconocida fascinación sigue ahí, como cuando te quedas contemplando una flor marchita y eres capaz de ver algo de belleza en ella. Y es que “Alicia a través del espejo” es la versión marchita y caduca del film de Tim Burton aunque sigue siendo fascinante, con todos y cada uno de sus fallos (desde un guion caótico, a un ritmo atropellado, pasando por unos cansinos efectos especiales o unos actores que van de la apatía a la sobreactuación). Hay algo que no funciona en esta secuela, muchas cosas en realidad, todo es demasiado oscuro, demasiado equivocado. Falta la alegría del original, falta la emoción y se echa en falta algo de corazón. Y curiosamente todos estos errores, juegan a favor de la película pues la historia que cuenta habla precisamente de eso: de un mundo caduco. Puede que sea una película errónea pero yo la encuentro fascinantemente errónea, maravillosamente encorsetada en si misma e hipnóticamente carente de originalidad.