Thriller argentino interpretado por Viggo Mortesen, bien rodado, bien interpretado y tiene algún escaso momento del interés (sobre todo en el arranque). Es un producto bien manufacturado con vocación internacional que seguramente hará las delicias de algunos pero aburrirá al resto.

El problema es una historia del todo inverosímil. Que cuentes algo imposible con tono lento y voluntad humanista no significa que lo que cuentes sea imposible. Este intercambio de gemelos es forzado y el resto de elementos dramáticos que giran en torno al intercambio también son forzados además de estar desconectados de la historia principal (la adopción, el cáncer, la historia de amor, etc).

Son demasiados elementos añadidos a una historia ya de por si inverosímil que hacen que el espectador nunca consiga meterse en la piel del personaje porque un exceso de elementos dramáticos sin aparente relación. Si a eso le sumamos una dirección buena pero un ritmo lento, se puede caer en el riego de que al espectador le interese bien poco lo que está sucediendo o pierda interés en el desenlace. Este error narrativo en el drama y la lentitud de “Todos tenemos un plan” hacen que al espectador dle importe bien poco como acaba esta historia. Se deja ver pero es lenta y, por momentos, soberanamente aburrida.