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España España · MADRID
Voto de Laura:
6
Drama. Comedia Tras la muerte de su mujer, un escritor de ciencia-ficción (John Cusack) cae en una depresión. Gracias a la intervención de su hermana (Joan Cusack), se pone en contacto con una asistenta social (Sophie Okonedo) que le ofrece la posibilidad de adoptar a un niño de seis años con trastornos psiquiátricos: cree que ha llegado a la Tierra procedente de Marte. Su vida se centra tanto en el niño que a su editor (Oliver Platt) empieza a ... [+]
28 de enero de 2018
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¿Quién no se ha sentido a veces un marciano en la tierra? ¿Acaso todos sentimos que encajamos en todo momento? Seguramente la respuesta sea no y de algún modo, también estas dos preguntas sirven como premisa de El niño de marte (Menno Meyjes, 2007). Porque, a primera vista, El niño de marte va de un exitoso escritor de novelas de ciencia ficción, viudo, que adopta a un niño que cree que es un marciano, pero si reflexionamos un poco más, esta cinta trata también el complejo proceso de adaptación al medio que tenemos todos los humanos, o por lo menos unos cuantos. Da igual de donde seas o la situación personal que atravieses, ya que al principio siempre suele costar conectar y eso es lo que les une tanto a David (Joan Cusack) como a Dennis (Bobby Coleman). Ambos personajes sufren o sufrieron problemas de adaptación con otros humanos y, casualmente, los dos han decidido refugiarse en la fantasía, uno lo ha convertido en su modo de vida, gracias a la escritura, y el otro ha hecho de la fantasía y, en concreto, del planeta rojo, el motivo de su existencia. De este modo, llegamos a uno de las moralejas de la película, por la que comprendemos que la magia puede ser una gran forma de evadirse del mundo, además de ser un lugar en el que encontrar la felicidad y la plena seguridad. En este sentido, resulta significativo como Dennis va, permanentemente, ataviado con su cinturón gravitacional (que según él le ata al suelo) y con sus gafas protectoras, para de alguna forma defenderse del todopoderoso sol y así sentirse a salvo. Unas actitudes extravagantes y, en ocasiones, alejadas de lo que se percibe como un buen comportamiento, ya que Dennis llega a robar cosas (aunque se deduce que solo roba cosas importantes para David, en un intento de evitar que aquello que David ama, le pueda alejar de él), pero que no hacen más que transmitir los profundos déficits emocionales de Dennis, el cual ha sido abandonado en más de una ocasión, y que por lo tanto ha decidido apartarse del mundo que le rechaza.
Al mismo tiempo, El niño de marte lleva a cabo un valiente retrato de la paternidad. En concreto, de las familias monoparentales, dentro de las que se puede incluir a David. Resulta llamativo encontrar una película hollywoodiense en la que se de visibilidad a las familias monoparentales, más aún si se trata de un hombre y todo es consecuencia de una libre elección, pero aquí además se añade el hecho de tratarse de un niño adoptado y con problemas. David es un hombre con una situación económica holgada, que podría no haberse complicado la vida con un niño difícil, pero decide ir por el camino más serpenteante y dar una oportunidad a Dennis. De este modo, David se presenta como un hombre sensible muy alejado de los estándares de masculinidad que reinan en Hollyywood. Un hombre que llora con naturalidad, se muestra cariñoso y afectuoso con Dennis y mantiene una relación cordial y, podríamos decir, romántica con su amiga y paño de lágrimas.
Finalmente, queda referirse a la acertada mezcla de géneros de la cinta, que transcurre entre la comedia y el drama. En todo momento con un tono amable y muy llevadero, gracias al contenido de su guión y sus giros argumentales. En definitiva, una película entretenida, bonita, divertida y original.
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Laura
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