La historia es increiblemente simple y la película no se pierde en detalles del argumento como las historias de amor o de traición. Narra la batalla de las Termópilas desde el punto de vista espartano y hace sobre todo hicapié en la naturaleza guerrera de ese pueblo. El honor y el deber dejan de ser sólo palabras para convertirse en una lucha de efectos visuales preciosos y sin precedentes. Es apreciable también la presencia de seres fantásticos, desde el propio Jerjes hasta elefantes gigantes pasando por jorobados y desfigurados con poderes sobrenaturales. Este mundo casi real pero con tintes fantásticos contribuye a acrecentar el lado mitólogico de la historia. Por su belleza y su crudeza en todos los aspectos incluidos diálogos ácidos por momentos esta película merece alabanzas por su innovación y su valentía.