Daniel Monzón fue un crítico aceptable, y además me caía bien. Nada hacía presagiar su trayectoria como director, especializándose en un cine de acción de contenido tan plano como Holanda. Qué decepción! Nada puede igualar en ridiculez el despropósito que fue "Celda 211", una de las películas españolas más malas de los últimos tiempos. Así que "El niño" merece un aplauso, un aplauso discreto, puesto que solo había margen para la mejora.
"El niño" no deja de ser una película tan espectacular en sus escenas de acción como irrelevante como obra cinematográfica. Una ficción cuya aportación al firmamento del cine español es nula, más allá de aspectos técnicos (al parecer lo que hacen los americanos también se puede hacer aquí). El guión es un tiralíneas bastante básico, aceptablemente engrasado pero carente de toda profundidad u originalidad, y la dirección, excesivamente sostenida por las secuencias de acción, es meramente correcta. Tan atada está por las persecuciones, que lo demás está filmado con manos de blandengue. Tosar empieza a ser tan bueno que roza la caricatura de sí mismo, este chico necesita inmediatamente cambiar de registro, o su carrera como actor ya solo le reportará dinero, poco más. El "niño", de buena presencia, es un actor muy lejos de estar pulido. Sin duda, también tiene buena parte de la responsabilidad en la ausencia casi absoluta de fuerza dramática de que adolece este thriller de género a la española.
Guión, dirección, interpretaciones, entre todos rebajan la película a una simple y trepidante anecdota, carente de profundidad. A pesar de ello, Monzón recoge todos los vientos y tiene el don de la oportunidad. Sus películas parecen haber dotado de autoestima a la cinematografía española (¿pero, por qué?), incluso a los millones de espectadores que acuden a verlas, orgullosos de su cine, y han dado espacio para la progresión a los excelentes técnicos y especialistas del sector (ellos son los verdaderos protagonistos de "El niño"). Cine de género, dicen, un nuevo género en el cine español, añaden. Thriller fronterizo, como antes fue el thriller carcelario. El don de la oportunidad. Enhorabuena por esa virtud, de las pocas del señor Monzón como director de cine.
No sé si los chavales que se juegan la vida en la frontera se sentirán muy identificados con esta película, no tengo claro si los pilotos de la policía nacional se reconocerán en una de esas vertiginosas persecuciones. Es cine y todo vale, no tiene que ser real, solo verosímil. Esta vez tenemos una peli bastante verosímil, lo cual es un paso gigante en relación a la anterior. Sin embargo, como espectador veo una película que está hecha por un niño (cinematograficamente hablando).
En vista de la progresión en relación a "Celda 211" (hecha por un analfabeto, cinematográficamente hablando), con un poco de suerte lo próximo de este director ex-crítico de cine (parece imposible) me retrotraerá a mis maravillosos años universitarios. ¡Aupa Monzón!