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Voto de PituxaSkol:
8
Drama El escritor Georges Duroy (George Sanders) pasa por un momento difícil cuando se encuentra con su antiguo compañero de regimiento, Charles Forestier, quien le invita a trabajar con él en su periódico. Duroy no tarda en hacerse un lugar con la ayuda de Madeleine Forestier (Ann Dvorak), la esposa de Charles, y pronto tendrá tiempo para dedicarse a enamorar a mujeres bien posicionadas, con lo que se abrirá paso en el éxito que tanto ansía. (FILMAFFINITY)  [+]
20 de febrero de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
... rodado en 1947. Esta es una de las seis películas de Albert Lewin. Trabajador de MGM como jefe del departamentos de guiones y asistente personal del gran productor Irving Thalberg del mismo estudio. Lewim, al fallecer Thalberg pasó a ser productor de Paramount de 1937 a 1941, y ya con 50 años se colocó detrás de la cámara para rodar sus propios guiones. En "La vida privada de Bel Ami" la tercera de una trilogía de inspiración literaria, parte de la novela "Bel Ami" de Guy de Maupassant publicada en 1885 y que cuenta con una docena y media de adaptaciones entre cine y tv, desde el cine mudo italiano (1919) a una de 2012 de nota media en filmaffinity 4,3 a pesar de un reparto que incluye a Robert Pattinson, Christina Ricci, Uma Thurman y Kristin Scott Thomas.

Esta de 1947 cuenta con una jovencísima Angela Lansbury, es decir, la gran actriz que dio vida a la Jessica Fletcher de la serie televisiva "Se ha escrito un crimen". También está la rutilante Ann Dvorak (seguir la carrera de las actrices clásicas es un muchas ocasiones seguir un tour de fource por ganarse el respeto profesional, y Dvorak perdió la oportunidad de estar en nómina de un gran estudio, cuando entro en pleitos legales por su salario y descubrió que estaba ganando la misma cantidad de dinero que el niño que interpretó a su hijo en Three on a Match, en donde encabeza el cartel). En el papel del guapo canalla se maneja a la perfección George Sanders, un actor de historia singular, especialista en papeles que precisaran cierto cinismo elegante, y que tuvo un desgraciado final en España, Castelldefels, cuando al cumplir 65 años tomó una sobredosis de barbitúricos dejando una breve nota: "Querido mundo: He vivido demasiado tiempo. Os dejo con vuestros conflictos, vuestra basura, y vuestra mierda fertilizante“.

Un triste fin para un actor de prestancia sólida en pantalla, que con esta película, completaba su trilogía de colaboraciones con Lewin, después de "La luna y seis peniques" de 1943 en el que construye un personaje inspirado en Paul Gauguin y "el Retrato de Dorian Gray" del 45.

En este filme da vida a un soldado excombatiente en Argelia, que viviendo casi en la indigencia, consigue mantener su porte digno y encuentra un resquicio para subirse al ascenso social: Un compañero del ejército le da una oportunidad de trabajar de articulista en un periódico. George Sanders (Georges Duroy o Bel Ami) no desperdicia la oportunidad para introducirse en un círculo de personajes influyentes en donde su encanto personal y sus pocos escrúpulos comienzan a abrirle puertas, hasta acercarse a un importante cargo político.

En este subir escalones sin miramientos, Duroy echará mano sobre todo de la manipulación y el encandilamiento de las mujeres que le rodean, sean viudas, casadas (con amigos, banqueros o organistas ciegos) o solteras.

La película destaca por esta trama del canalla corrupto y trepa egoista sin miramientos, y por el elenco de actrices que le dan réplica a Duroy, entre las que brilla la inteligente Madame Forestier, autora en la sombra de los exitosos artículos del protagonista, y mujer del amigo de Duroy y al que él pide en matrimonio cuando su propio amigo está agonizando enfermo de cuerpo presente.

Todo el guión es una delicia sin fisuras, y no puede ser de otro modo, viniendo de un director que desde abajo mamó la profesión en MGM primero como lector y luego como jefe de deparamento. Hay elipsis deliciosas, naturales y que hacen avanzar la historia sin saltos. También un excepcional y exquisito gusto por los detalles. El París de cartón piedra está magnífico. Propone en una de sus escenas una recreación del Folies Bergere en donde nos mete de cabeza en el famoso cuadro de Manet del bar reflejado en el espejo con la camarera mirando al espectador: vean el cuadro y vean la escena de la película. Si en el cuadro aparece un pequeño reflejo del espectáculo circense del bar, del mismo modo nos pasa en la película. Si la pintura trata de la hipocresía del burgués de la época, lo mismo sucede en esa escena en la que una prostituta increpa a Duroy por no saludarla.

Lewin, que venía de hacer dos películas en las que las pinturas tenían especial protagonismo, no renuncia que en esta a que de nuevo un cuadro aporte su simbolismo y colabore en caracterizar a los personajes. Y ya no hablamos del mencionado bar aux Folies Bergère de Manet, sino de La Tentación de San Antonio de Max Ernst, una pintura que ganó el concurso que propuso la productora de la película para recibir 11 ideas de conocidos pintores. Aunque el premio fue otorgado a Max Ernst, la reconocidísima obra de Dalí de mismo título fue uno de los descartes del jurado.

Este cuadro (el de Max Ernst), que aparece durante unos segundos en color en medio del B/N de todo el largometraje, sirve como símbolo de la resistencia a todo lo vil de este mundo: las tentaciones son la lujuría, el poder, la riqueza, y en ese color que desborda el B/N de la fotografía con la que se nos cuenta la historia, y que en la propia historia, es presentado en sociedad iluminado con luz electrica! golpea durante unos instantes la dura conciencia del protagonista George Duroy, pero sobre todo, obsesiona a una de las mujeres utilizadas por este canalla seductor, que cómo él mismo dice con fría malidicencia, hacerla caer en su telaraña fue como prender fuego en una vieja chiminea llena de hollín.

Esta mujer doblemente engañada (Duroy la hace caer en sus redes y lo hace además para estar cerca de su joven hija, heredera rica) tendrá la oportunidad de ver en el cuadro representadas sus propias tentaciones, y sabiéndose víctima de un diablo, buscará vengarse para saciar su odio.

Avisa Filmaffinity que sólo me quedan 222 caracteres, así que poco más puedo añadir que animar a los que se dejan sorprender por geniales joyas clásicas, a que entren en esta película. Tiene tantos minúsculos y deliciosos momentos que es difícil no enredarse en alguno de ellos y que quede grabado en la memoria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PituxaSkol
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