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Voto de John Dunbar:
10
Ciencia ficción. Comedia. Fantástico. Aventuras Aunque a Marty McFly todavía le falta tiempo para asimilar el hecho de estar viviendo dentro de la familia perfecta gracias a su anterior viaje en el tiempo, no le queda ni espacio para respirar cuando su amigo Doc aparece de improviso con la máquina del tiempo (mucho más modernizada), e insta a que le acompañen él y su novia a viajar al futuro para solucionar un problema con la ley que tendrá uno de sus futuros hijos. En la tremenda ... [+]
24 de marzo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El equipo volvió. Lo hizo reafirmándose como la que para muchos fue la mejor de la trilogía (probablemente me incluya en esa tesis), cuestionando eso de que segundas partes nunca fueron buenas. Está claro que hay diversas excepciones y he aquí una de ellas. Robert Zemeckis y Bob Gale retoman la aventura en el mismo punto en que se había dejado, 1985, es decir, el presente. En realidad, la pista había quedado preparada justo en la despedida de su primera toma de contacto con los viajes en el tiempo, como si el DeLorean hubiera trascendido a este lado de la realidad posibilitando jugar con ventaja y anticiparse al futuro, sabiendo de primera mano la buena respuesta que iban a tener. Por eso, Doc, el excéntrico Doc, irrumpe con su DeLorean advirtiendo al bueno de Marty (McFly) del peligro que acecha, pero esta vez no será en el pasado, sino en el futuro, y no sobre sus padres, sino sobre sus hijos.
Y de treinta años atrás, una vez recordada la fusión profética con su secuela, saltamos a treinta años adelante. Año 2015, nuevo presente en Hill Valley para Marty y Doc. El escenario ha cambiado ostensiblemente y después de una nueva entrada abrupta en la cabriola espacio-tiempo encuentran un contexto futurista lleno de mensajes publicitarios virtuales y un diseño hiper colorido del entorno, así como del vestuario, sacado más del mundo de Oz que de un hipotético siglo XXI. Los enredos tendrán su puesta a punto enseguida, más aún cuando la codicia se abra paso y rompa con cualquier incursión temporal prevista anteriormente en beneficio de subsanar errores, produciendo un retorno a un convulso presente que, a su vez, obligue a los dos protagonistas a regresar de nuevo a 1955 y enmendar el falso presente en el que todo Hill Valley se había visto implicado de sus consecuencias, evitando encontrarse paradójicamente con su yo venido del futuro, en un surrealismo entremezclado entre ambas partes en el que tratarán de sortear los tiempos entre copia y original.

Los aciertos o errores sobre cualquier invento o escenario imaginado en aquel futuro previsto entonces con el presente que conocemos, queda en mera anécdota. La cuestión importante habla de la composición del rompecabezas entre las tres épocas, pareciendo un ejercicio matemático imposible de dilucidar sin una prueba práctica que lo desenmarañe, razón por la cual el valor que ofrece esta secuela es un triple salto mortal con tirabuzón en el que cualquier respuesta lógica es salvada con nota en favor de una aventura que vale doble.
John Dunbar
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