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Voto de Lafuente Estefanía:
7
2 de febrero de 2024
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Rey de Israel y de Judá en el siglo X a.C., Salomón ha transmitido a la posteridad las principales virtudes que deben adornar a un soberano: capacidad intelectual, prudencia, sentido de la justicia, ecuanimidad y, tal vez lo más importante, la sagrada relación entre conocimiento y divinidad.
El adjetivo "salomónico", de hecho, se aplica a las decisiones sabias y justas que se toman entre dos posturas.
Sabia y justa (y muy prudente) es también la imagen que se transmite en la cinta del joven Salomón (Briner), sobre todo en comparación con su hermano Adonías (Sanders) que se muestra belicoso en todo momento, "La paz es para mujeres y niños".
Y muy pronto tendrá que entendérselas Salomón con una temperamental y enigmática mujer, nada menos que la reina de Saba (Lollobrigida). Ambos ocuparán el centro de la trama.
La cinta es del género bíblico, grandiosa, con decorados, armamento y vestuario espectaculares, correcta ambientación. Una obra que dispuso de grandes medios para lo que era la época, rodada en España donde incluso vemos una especie de castellers.
La trama es bastante fiel a los hechos bíblicos y tanto el guion como la realización alternan con acierto las batallas y las intrigas palaciegas con la parte romántica en la que domina la imponente Gina, "Reina antes que mujer", que a veces posa como una "maja" goyesca.
Algunas escenas como el festival pagano "sabandeño" resultan sobrecargadas, pero hay otras espectaculares como la batalla final contra los egipcios y esa frase tan lapidaria y salomónica: "Si no puedo vivir como un rey con honor, al menos moriré como un rey sin deshonor".
Cine de antes, pero cine del bueno que merece la pena conocer.
El adjetivo "salomónico", de hecho, se aplica a las decisiones sabias y justas que se toman entre dos posturas.
Sabia y justa (y muy prudente) es también la imagen que se transmite en la cinta del joven Salomón (Briner), sobre todo en comparación con su hermano Adonías (Sanders) que se muestra belicoso en todo momento, "La paz es para mujeres y niños".
Y muy pronto tendrá que entendérselas Salomón con una temperamental y enigmática mujer, nada menos que la reina de Saba (Lollobrigida). Ambos ocuparán el centro de la trama.
La cinta es del género bíblico, grandiosa, con decorados, armamento y vestuario espectaculares, correcta ambientación. Una obra que dispuso de grandes medios para lo que era la época, rodada en España donde incluso vemos una especie de castellers.
La trama es bastante fiel a los hechos bíblicos y tanto el guion como la realización alternan con acierto las batallas y las intrigas palaciegas con la parte romántica en la que domina la imponente Gina, "Reina antes que mujer", que a veces posa como una "maja" goyesca.
Algunas escenas como el festival pagano "sabandeño" resultan sobrecargadas, pero hay otras espectaculares como la batalla final contra los egipcios y esa frase tan lapidaria y salomónica: "Si no puedo vivir como un rey con honor, al menos moriré como un rey sin deshonor".
Cine de antes, pero cine del bueno que merece la pena conocer.