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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Drama América, años treinta. Chuck Glover (Montgomery Clift) es un funcionario del Gobierno del Valle del Tennessee, encargado de expropiar las tierras ribereñas, cuyos habitantes sufren con frecuencia los devastadores desbordamientos del río. El objetivo es, además de evitar catástrofes, construir una presa hidroeléctrica que garantice el progreso de la región. Pero ese proyecto exige la demolición de las viviendas de una pequeña población y ... [+]
13 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Para que Aragón sea grande, / hacer presas y pantanos". Son estrofas de una jota que se cantaba precisamente cuando Kazan estrenaba su película. Y suerte a aquellos embalses que se levantaron en España los años 50 y 60, no sé qué pasaría ahora con esta "pertinaz sequía".
Pero los pantanos anegan tierras, casas y pueblos que desaparecen. Y gentes que emigran contra su voluntad. "Escúpele al pantano" cantaba también unos años después Labordeta.
Alguno llevará al máximo la resistencia, como hará a anciana Ella Garth (Van Fleet) en su viejo rancho junto al río Tennessee cuando en los años 30 se construya una presa aguas arriba para regular las avenidas. Ella sola se enfrentará a las autoridades estatales con la exigua ayuda de unos hijos escasamente despiertos, su nieta Carol (Remick), joven viuda con dos hijos y un puñado de jornaleros negros.
Más poder del que parece en una nación que considera al individuo como el auténtico señor de su casa. De ahí que las autoridades traten por todos los medios de evitar un desalojo violento como propugnan los propios vecinos de la zona, "Déjelos que se ahoguen".
Y para resolver por las buenas el problema mandan a Chuck Glover (Clift).
Drama que aborda a la vez muchas cuestiones, demasiadas, lo que redunda en un guion zigzagueante que pasa de un asunto a otro dejando las cosas a medio resolver. Tenemos matriarcado, racismo, esclavitud, violencia, romance, ecología ...
Lo mejor el duelo que mantienen forastero y anciana. Sobre todo Ella, una mujer dominadora, telúrica, que es tierra, su isla en medio del río donde tiene dispuesta la sepultura con su lápida a la que solo falta la fecha de su muerte.
Enfrente un funcionario que poco a poco empieza a comprender las razones de la otra parte. A medida que transcurre la cinta vemos al personaje meterse dentro del actor, cómo Chuck empieza a parecerse a Clift: dubitativo, indeciso, atormentado. Es curioso, las dos veces que es golpeado por el salvaje gasolinero tiene las reacciones más afortunadas. Primero cuando acude borracho a conferenciar con la anciana despojado ya de su aire oficial de negociador, más humanizado. Al final, en medio del barro, se aclaran sus ideas en el plano sentimental y toma por fin una decisión.
En medio una viuda tremendamente bella enamorada a las primeras de cambio, pese a tener un pretendiente oficial en el pueblo. También cuentan las ganas que tiene de salir de allí. La parte sentimental, sin duda lo más flojo de toda la trama por su escasa consistencia.
Excelente la ambientación, colorido, paisajes, música. ¿Y la fotografía? Magníficos los retratos que nos deja sobre todo de esos "rostros impenetrables" de los peones negros.
Soberbia la interpretación de Van Fleet, muy por encima de los otros dos protagonistas.
Notable película muy recomendable que toca de refilón el tema de los pantanos, tan polémicos como imprescindibles.
Lafuente Estefanía
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