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Voto de Lafuente Estefanía:
7
Western El comandante Matt Stewart y un grupo de soldados confederados roban a los soldados de la Unión un cargamento de oro. Poco después se enteran de que la guerra ha terminado, y deciden llevar el oro hacia el Sur. Pero son perseguidos y acorralados en una casa por una banda de forajidos que pretenden matarles para robarles el oro. (FILMAFFINITY)
2 de agosto de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El final de la guerra civil americana ha sido siempre un momento muy atractivo para situar los westerns. La situación confusa que se genera en esos momentos da lugar a la creación de bandas que prosiguen la guerra por su cuenta, en el caso de los confederados inclinados al pillaje y en el de la Unión hacia su represión.
También se dan situaciones equívocas. Es lo que ocurre en esta cinta que comienza con el asalto a un carro cargado de lingotes de oro por lo que parece un grupo de bandidos que, en realidad, esconde a un comando sudista que manda el mayor Matt Stewart (Scott).
Cuando se enteran que la guerra ha terminado hace un mes se plantean qué hacer con el botín. El violento Rolph Bainter (Marvin) es partidario de repartirlo entre ellos, aunque se impone la opinión de Matt de conducirlo al sur.
Pero la noticia del robo ha trascendido y son muchos los que salen en su busca. No todos con nobles intenciones. La obra trata de la huida de los sudistas y de la persecución que sufren que les lleva a secuestrar una diligencia que acaba su camino en una de sus postas acosados de cerca por los perseguidores.
A partir de aquí tenemos un remedo de "La diligencia" (Ford, 1939). Sin duda lo mejor de la película: contemplar el comportamiento de secuestradores, secuestrados y perseguidores. ¿Cuáles son los buenos y cuáles los malos? Pronto veremos como se desdibuja la separación entre unos y otros.
La situación de angustia por el encierro hace que salga a la superficie lo mejor y lo peor de cada uno. Ni todo es blanco ni todo negro. La importancia de los matices. Allí sale a relucir el sentido del deber, la camaradería, la honradez, la valentía, el altruismo ... y la capacidad de perdonar. Pero también la traición, el egoísmo, la desconfianza, la ambición, la cobardía ...
La idea es bastante simple, pero el guion es consistente. Hay frases que muestran muy bien la dureza de la guerra: "¿Tan fácil es matar a un hombre? -¿Acaso en la guerra no lo es?"; la importancia de la riqueza en su desenlace, "El oro es lo que ha ganado la guerra"; o la actitud ante los vencidos, "Nunca pegues a un hombre que está en el suelo. Es de cobardes".
Correcta labor de dirección e interpretaciones. Entre estas destaca el joven Marvin, la bella Reed, el viejo Plunkett (Bevans) o el bandido Quincey (Teans).
La parte sanitaria va a tener bastante importancia. Para empezar el carro en el que ocultan los lingotes robados simula ser el Carro de medicinas del Dr. Colling famoso por su elixir, al menos a juzgar por los rótulos. El joven Jamie Groves (Jarman) padece una ceguera pasajera por la excesiva exposición a los rayos solares. Afortunadamente entre los secuestrados de la diligencia se halla una experta enfermera, Molly Hull (Reed), que extrae balas con las tijeras y limpia heridas con yodo y compresas de agua caliente que ayudan también a detener las infecciones.
Una buena cinta que destaca por el análisis del carácter de los personajes en el claustrofóbico encierro de una posta de diligencias, así como la evolución en el comportamiento de unos y de otros.
Recomendamos la visión de este poco conocido western.
Lafuente Estefanía
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