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Voto de Lafuente Estefanía:
9
Aventuras En 1787, el Bounty zarpa del puerto de Portsmouth con destino a Tahití para cargar el fruto del árbol del pan. El capitán Bligh, que desea llegar cuanto antes a la isla, impone una férrea disciplina a bordo. Cuando llegan, la tripulación se encuentra con un auténtico paraíso que nada tiene que ver con el infierno vivido durante el viaje. (FILMAFFINITY)
22 de noviembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre preocupados por la alimentación de sus esclavos de las colonias de América, los británicos idean cultivar en ellas el llamado árbol del pan, Artocarpus incisa, pues sus frutos son nutritivos y mucho más baratos que la harina de trigo.
El encargo recae una vez más sobre la Marina Real, que pone el barco Bounty bajo el mando del teniente Bligh (Howard) con Fletcher Christian (Brando) como segundo.
Lo demás es una de las singladuras marítimas más hermosas que ha ofrecido el cine. La vida en la nave con sus faenas y trabajos habituales, el despliegue de una gama variada de personajes y de oficios. Preciosas vistas de la navegación a velas desplegadas, las tormentas del cabo de Hornos, la disciplina ...
La disciplina y la rigurosa forma de entenderla que tiene Bligh, "El temor es nuestra mejor arma". Un buen marino hecho así mismo y cumplidor escrupuloso de sus responsabilidades, "La misión es siempre lo primero, nosotros lo segundo".
Enfrente Fletcher, "Un presumido orgulloso" al decir de su superior, de buena cuna. Es marino porque "En el Ejército se traga mucho polvo, la diplomacia es aburrida ... y algo tenía que hacer". Más templado en las decisiones, se opone a los métodos de Bligh pero es disciplinado ... hasta que deja de serlo.
Excelente guion que toma la parte más importante de la maravillosa novela "El motín de la Bounty" (Nordhoff, Hall), para centrarse en el enfrentamiento entre los dos altos oficiales del barco. Los diálogos conjugan la diplomacia y la corrección jerárquica con la fina ironía, "Entendida su orden. Desconcertante, pero clara".
Además de la recreación de las escenas náuticas, la realización se centra en estos dos personajes. Sobre todo en Brando. Deslumbrante, lo mismo con sus camisas blancas de seda que con la casaca azul de dorada abotonadura. Deslumbrando una vez más con su "Rostro impenetrable".
Sobran los casi diez minutos que se pierden al principio con Overture y a mitad con Intermission, escuchando música sin otra imagen que los rótulos. Al menos en la copia que últimamente hemos visto.
Estamos ante una de las grandes cintas de aventuras de la historia del cine que hay que visitar de vez en cuando.
Lafuente Estefanía
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