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España España · Madrid
Voto de Hernando:
8
Documental Inspirado en el documental soviético "Kino-Nedelia" (1918) de Dziga Vertov, Ruttmann realizó en 1927, contando con los mejores fotógrafos alemanes de la época, un documental basado en la vida, durante un día, de la ciudad de Berlín. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba en unas aguas calmas cuando de repente no sé qué ocurrió. Creo que llegó el ferrocarril. Estaba a punto de amanecer. Íbamos camino a Berlín. Lo supe porque según avanzaba el tren por inamovibles raíles, entre postes eléctricos iban apareciendo edificios deshechos devorando el campo, surgían fábricas dormidas, y gradualmente, según nos acercábamos, crecía la publicidad. Llegamos a Berlín. A esas horas de la madrugada, con las calles vacías, las fábricas dormidas y las persianas bajadas, las ciudades tienen algo de misterioso, un aura de extrañeza, como si se estuviera en otra parte. Solo un ser se movía: el reloj, dios y director de Berlín girando y girando. Empezó un excelente ejercicio de montaje.

Empezó a desperezarse el titán, a agitarse sus entrañas. El corazón comenzó a latir. Trenes cargados de hombres fluían por venas de hierro y acero. Las persianas subían. Se calentaba la máquina…

El Homo Faber salió a la calle. Raudales de hombres máquinas. Máquinas humanas girando sin parar. Arriba, abajo. Los hombres y máquinas se cruzan, chocan, estorban. Arriba, abajo. Abajo arriba. Se persiguen con la mirada, se molestan, pelean. Van, vienen. Están por doquier. Ricos, pobres. Se cruzan, chocan, estorban. Trabajadores, especuladores. Vienen y van. Ordenado caos. Suben y bajan. La máquina gira. Se cruzan, se chocan. Trabajan. Anda, conducen. Coches, bicicletas, carros, caballos. Geométrico orden. Se cruzan, se chocan. Pero nunca se ven. La ciudad está a pleno rendimiento. Gira y gira la máquina.

En lo alto el reloj dicta el almuerzo. Todos comen, todos descansan. Ricos, pobres, Proletarios, burgueses. En la rutina llegó el descanso. Artesanos, empresarios. Mendigar para comer, ricos restaurantes, contenedores de basura, puestos ambulantes. Niños, ancianos, adultos. En basureros, cocinas, repartos, restaurantes, la máquina sigue. Gira y gira la máquina. Siempre alguien, siempre algo, haciéndola funcionar. El reloj no para de girar. Vuelta al trabajo.

Termina la jornada, empieza el ocio. Entretenimiento. Homo Faber se divierte. Cine, teatro, ópera, concierto. Todo es mecánico, hasta el amor y el deseo. Carreras de caballo, pobres, niños, maratones. El cine no como narración, sino poesía. Cabaret, prostíbulo, burdel. Dziga Vertov. Casino, club, taberna. Arriba y abajo el telón. Sube y baja otra vez. Homo Faber saluda, Homo Faber se divierte. Gira y gira la máquina. Siempre algo hace girar el reloj. Sube y baja el telón, sube y baja la representación. Hombres, masas, entran, salen. Teatro, club, cine, casino, ópera, burdel. Los pies de Charlot. Todo sigue igual. Todos se entretienen. Entran, salen. Todos su mecánica rutina. Distintas formas. Arriba y abajo el telón. Siempre rutinarias. Alienados. Llegó la noche.

Se apaga una luz. Ende Akt 5. Ende Berlín. Se encienden las luces.
No sé cómo o qué ha pasado, pero algo va mal.
Hernando
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