El problema de realizar una película con miles de subtramas alrededor de un tema principal es mantener el interés de las mismas. Aquí naufraga este extraño planteamiento del otrora actor en desgracia Emilio Estevez, donde todas las pequeñas historias que lo conforman tienen poco o nada que ver con lo que le pasó a Robert Kennedy la noche que celebraba en un hotel una victoria premonitoria en las primarias. Ésta es la escena cumbre del film, para la que tenemos que esperar una hora y media de tedio. Eso sí, dicha escena merece la pena, y el tratamiento del caos posterior hacen parecer que la película se acaba en su mejor momento.
Destacar el elenco de actores repleto de caras conocidas y desaprovechadas, con mención especial al encuentro de dos divas en declive como Sharon Stone y Demi Moore.