Parece mentira, pero con la de problemas que tuvo "Ant-Man" en su fase de preproducción, resulta más que sorprendente que el producto final rebose de tanta calidad. Cambios en la silla de director, reescrituras de guion, diferencias creativas con los productores; vamos, que la cinta estaba destinada a estamparse. Pero nada más lejos de la realidad, la última película de Marvel funciona a la perfección manteniendo las señas de identidad del estudio, y aportando características propias.
"Ant-Man" en su base no es una cinta de superhéroes al uso, es una película de ladrones. Y con dicha estructura se arma un film solido, entretenido y divertido. La película aprovecha al máximo todas las posibilidades que ofrece el universo de personajes minúsculos en escenarios descomunales, ofreciendo momentos de esos que se recuerdan. Paul Rudd parece haber nacido para encarnar al personaje protagonista, complementándose a la perfección con el siempre solvente Michael Douglas. Y respecto a este último tiene relación una de las cosas que más me ha dolido del film, no poder saber más de la verdadera historia del hombre hormiga original. Hubiera estado muy bien un film del tipo "Capitán América, el primer vengador" (Joe Johnston, 2011) con Ant-Man de protagonista. Aunque cierto es que hubiera afectado en la fusión de universos Marvel. Quién sabe, quizás el futuro nos depare dicho privilegio.
En lo que sí que flojea la cinta es en la subtrama romántica. La historia de amor entre Paul Rudd y Evangeline Lilly es más fría que un glaciar, lo que hace que no me resulte creíble. Pero por lo demás "Ant-Man" es un film recomendable cien por cien, y con bastante margen para seguir mejorando en futuras entregas.