Nunca he sido un gran entusiasta de "Insidious", lo admito. Por ello he decidido darle una segunda oportunidad, dentro de una ansiada aunque siempre postergada maratón de la saga. Y así como de primeras, casi a modo de tenue pincelada, he de asegurar que, no solo ya gracias a este revisionado pienso valorar más cálidamente esta obra de mi venerado James Wan, sino que he descubierto que, quitando el tercer acto, este velado homenaje a "Poltergeist" es más un drama que una de terror. ¿El dichoso y mal llamado elevated horror asomando la patita?…
Tras pegarse un 2007 movidito con la excelente "Silencio desde el mal" y la muy interesante "Sentencia de muerte", James Wan decidió darse un respiro. "Insidious" es lo que surgió tras esos tres años de silencio. Un magnífico trabajo que aún nadie ha calificado como la "Poltergeist" (S. Spielberg & T. Hooper, 1982) del dúo James Wan & Leigh Whannell. Cómo me gusta ser original, niños.
"Insidious", además de ser el inicio de la fructífera relación profesional entre el cineasta y Patrick Wilson, o la peli que convirtió en icono del horror a la veterana Lin Shaye, también fue la cinta en la que James Wan refinó su estilo, sin renunciar por ello a sus filias más habituales. Aquí Wan madura estética y visualmente, aunque he de reconocer que prefiero al sucio y casi pulp de "Saw" (2004) o de las dos cintas de 2007 que antes citaba.
En fin, "Insidious" fue la obra en la que, con gran acierto, James Wan calentó motores de cara a su díptico "Expediente Warren". Y en este revisionado he caído más en sus redes.