Drama romántico que al principio parece uno más del montón, pero conforme avanza la película aporta mensajes y situaciones que se entienden mejor. Para comenzar, dos filosofías muy distintas de la vida que en su confrontación nos enseñan que en lugar de amargarnos con las cosas tristes o que no nos gustan merece la pena agarrarnos a las bonitas que podamos disfrutar. Por dura o complicada que sea la situación. Al comienzo es bastante probable que nos cansemos o que se nos haga el desarrollo del film algo incomprensible o demasiado inverosímil, pero más adelante esa sensación desaparece para el espectador.

Las interpretaciones se encuentran a un nivel aceptable. Pero mucho mejor perfilada la de la protagonista que es encarnada por una Charlize Theron que es capaz de arrancar sonrisas, risas y lágrimas mientras que Reeves se ve claramente limitado por la personalidad de su rol, que sin embargo experimenta una interesante evolución a lo largo de la película.

En resumen, un film que merece la pena ver y cuyo final para recordar sin duda nos deja huella.