Una secuela que llega un poco tarde (el tiempo en la película es muchísimo más corto) y que en consecuencia genera una doble opción para entretenerse con ella con distintos efectos: nostálgico o descubrirla como niño. Recupera varios personajes del anterior film y sobre todo introduce uno nuevo que da mucho juego: el pulpo Hank, que cuenta con una habilidad especial.

El argumento es interesante, ya que se centra en la familia de Dory de la que se desconocían datos y conforme se desarrolla la película se minimiza la importancia de su curioso defecto. Lo que importa es la lucha y el empeño que tiene en reunirse con sus seres queridos. La participación de Nemo y su padre son testimoniales, pues de forma justa el protagonismo se lo lleva Dory y su desternillante compañero.

Para júbilo de los españoles, el doblaje al castellano de la protagonista es nuevamente interpretado por Anabel Alonso. Porque ella siempre será la voz de nuestra Dory.