Las películas de fantasmas son como la fe, o se tiene o no se tiene. Salvada esta premisa, si se cree, "Al final de la escalera" tiene todos los ingredientes para generar un clima de tensión constante sin recurrir al pésimo gusto del "gore". Hay ruidos, voces, apariciones, silencios, objetos que se mueven, puertas que se abren, intriga policiaca y, por supuesto, una casa encantada, pero no de conocerse. Hay que sumergirse en la historia con la misma actitud que se lee una leyenda de Becquer. Lo del las rimas es otro cantar. Junto con "El exorcista"(1973) de William Friedkin, una de las grandes precursoras del género. Por una vez creo que el título en español es más acertado que en el original.