Haz click aquí para copiar la URL
Voto de GonzaloyGracias:
8
Drama Emad y Rana deben dejar su piso en el centro de Teherán a causa de los trabajos que se están efectuando y que amenazan el edificio. Se instalan en otro lugar, pero un incidente relacionado con el anterior inquilino cambiará dramáticamente la vida de la joven pareja. (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El viajante de Asghar Farhadi (El pasado, Nadar y Simin, una separación), obtuvo muy merecidamente el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa y el Premio al mejor actor para Shahab Hosseini en el festival de Cannes. Tras El pasado, rodada en Francia, Farhadi regresa a Teherán, para contarnos una relación de pareja trastornada por un hecho fortuito: tras un traslado de piso, una mujer abre la puerta de la casa pensando que quien llama es su marido; quien ha llamado, en cambio, es un extraño que buscaba a una inquilina anterior. Mientras la mujer está en el baño, se produce una agresión sexual que no vemos, pero sospechamos.
La pareja pertenece a la clase ilustrada iraní: ambos son actores y están ensayando Muerte de un viajante de Arthur Miller, sorteando entre otras cosas a la censura. La autopsia del héroe americano por parte de Miller en su obra es un reflejo en paralelo de la deriva en la que irá entrando el marido tras el ataque sexual a su mujer. Si en principio –en pura lógica– la persona herida, traumatizada, es la mujer, que tiene que sobrellevar e intentar superar lo que le ha sucedido en la intimidad, sin que las autoridades o la justicia tengan nada que aportar en este asunto –tal como hemos vivido en nuestra sociedad hasta no hace mucho tiempo–, poco a poco el fiel de la balanza se irá inclinando hacia un platillo insospechado en principio.
Si en la mujer es el dolor lo que acaba bloqueándola, en el caso del marido es la ira, el deseo irresistible de venganza contra el abusador o violador. Un deseo violento de castigo desatado por una mentalidad que estaba ahí, a pesar del barniz de “occidentalidad”, y sustentado por toda una sociedad que le exige que se comporte como un “hombre”.
Si ya conocíamos la habilidad de Farhadi para retratar las relaciones entre las personas, dotándolas de una gran intensidad, con una rigurosa puesta en escena, en El viajante vemos cómo una película que es un drama, entra en el terreno de un auténtico thriller: el marido, tras investigar, encuentra al presunto culpable y descarga su cólera sobre él. Son momentos de una gran violencia, en los que el agresor se convierte a la vez en víctima de un sistema de justicia de ojo por ojo y diente por diente.
Solo la mujer agredida, que es la verdadera víctima, dará muestras de lucidez ante la locura vengativa desatada por su marido. Lo que acabará destruyendo la relación del matrimonio no será principalmente el hecho fortuito, violento y traumático de la agresión, sino la gestión patriarcal, vengativa y machista del suceso.
Una gran película de uno de los directores más importantes del momento que ha aunado la tradición del cine iraní de Kiarostami con las lecciones del cine occidental y que no deja, tampoco, un momento de respiro al espectador.
GonzaloyGracias
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow