Una película absurda y disparatada que puede espantar a cualquiera como también puede agradar a cualquiera que simplemente tenga ganas de pasarlo bien con sus amigos y echar unas risas que se acaban contagiando mientras se toma una cerveza detrás de otra.

Una apuesta lógicamente arriesgada por su valentía y su arrojo al sin sentido pero desde el humor más gamberro que uno pueda recordar... y es que hay momentos en los que al guionista directamente se le va va pinza. Es posible que la versión doblada al español gane puntos por los carismáticos doblajes de varios personajes a cargo de Florentino Fernández, dicho de otra forma quizás esta misma película sin el doblaje del cómico habría sido una puta mierda.

No es El Padrino ni 12 Hombres sin piedad, tan solo una enorme chorrada para pasar un rato de risas, por lo tanto no se la puede medir como obra de arte si no como producto para pasarlo bien y flipar un rato.