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Voto de fermillo:
8
6,8
2.064
Drama
Basada en el caso de estudio de Oliver Sacks, 'El último hippie', la primera película de Jim Kohlberg examina una familia dividida por el choque cultural y generacional de los años 60. 20 años después de que su hijo huyera de casa, Henry y Helen Sawyer lo encuentran en un hospital, enfermo de un tumor cerebral que le hace incapaz de distinguir entre el pasado y el presente. Sólo reacciona ante la música rock que solía escuchar, de modo ... [+]
12 de junio de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Ha escuchado inesperadamente una canción, en otros tiempos atesorada por usted, para verse transportado de regreso a un recuerdo lejano y perdido?
La mayoría de nosotros lo hemos experimentado, y ese vínculo reconocido universalmente entre la música y los recuerdos es la razón principal por la que The Music Never Stopped (La música nunca paró), una encantadora película independiente sobre una familia dividida que se vuelve a unir por medio de la música, funciona mucho mejor de lo que pudiera esperarse gracias a una espectacular banda sonora con rock clásico de los años 60 y una invaluable actuación por parte del muy mal subestimado J.K. Simmons.
La historia va y viene entre mediados de la década de 1980 y finales de los años 60, y gira alrededor de Gabriel (Lou Taylor Pucci), un rebelde hijo único que a los 17 años, en 1967, escapa de sus padres, Henry y Helen (Simmons y Cara Seymour), para reaparecer 18 años más tarde como un hombre de 35 años, desaliñado y de mirada perdida.
A su regreso, los médicos descubren un tumor benigno muy grande en su cerebro que le quitó su memoria de corto plazo y limitó severamente su memoria de largo plazo para recordar cosas como su nombre y cumpleaños.
Solo la música que tanto le gustaba y aun perdura en sus recuerdos es capaz de traerlo, de forma momentánea, a la realidad, por lo que su padre, que carga un gran peso de arrepentimiento sobre su conciencia, hará todo lo posible por reconectarse con su hijo aprendiendo a amar la música que ocasiono el distanciamiento.
La mayoría de nosotros lo hemos experimentado, y ese vínculo reconocido universalmente entre la música y los recuerdos es la razón principal por la que The Music Never Stopped (La música nunca paró), una encantadora película independiente sobre una familia dividida que se vuelve a unir por medio de la música, funciona mucho mejor de lo que pudiera esperarse gracias a una espectacular banda sonora con rock clásico de los años 60 y una invaluable actuación por parte del muy mal subestimado J.K. Simmons.
La historia va y viene entre mediados de la década de 1980 y finales de los años 60, y gira alrededor de Gabriel (Lou Taylor Pucci), un rebelde hijo único que a los 17 años, en 1967, escapa de sus padres, Henry y Helen (Simmons y Cara Seymour), para reaparecer 18 años más tarde como un hombre de 35 años, desaliñado y de mirada perdida.
A su regreso, los médicos descubren un tumor benigno muy grande en su cerebro que le quitó su memoria de corto plazo y limitó severamente su memoria de largo plazo para recordar cosas como su nombre y cumpleaños.
Solo la música que tanto le gustaba y aun perdura en sus recuerdos es capaz de traerlo, de forma momentánea, a la realidad, por lo que su padre, que carga un gran peso de arrepentimiento sobre su conciencia, hará todo lo posible por reconectarse con su hijo aprendiendo a amar la música que ocasiono el distanciamiento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La escena del recital con un Simmons con camiseta y pañuelo en la cabeza al mejor estilo hippie es de las más sentidas que he visto en un film. Con esa simple secuencia se puede ver todo lo que un padre hace por un hijo.