“Babadook” venía avalada por buenas referencias en Sitges. Australiana, de bajo presupuesto, dirigida por una casi desconocida y primeriza directora, Jennifer Kent… me parecía interesante. Tras visionarla y exponer mi comentario, veo que muchos de los usuarios que la han visto la apoyan. Es algo que de verdad no lo entiendo, sobre todos los que confiesan haber pasado miedo. Se exige mucho por parte de algunos espectadores, tanto a clásicos como a films de serie B y se celebran títulos tan mediocres como este, porque en principio porque no sé si debo decir que la visioné o la padecí. A pesar de su duración estándar de hora y media me resultó larga, reiterativa y exenta de originalidad. Lo primero es que, bajo esa apariencia de cine off o independiente, se esconde una buena campaña publicitaria. Es primordial si quieren hacer algo de taquilla, pero vamos, que había dinero también para su campaña, que no es una película nacida de la nada.
El hecho de que no haya exceso de trucos digitales de entrada es porque no tenían presupuesto, no sabemos qué se hubiera hecho si hubieran contando con más medios. Pero tampoco es importante ni meritorio, que más da el poner más efectitos… El principal problema es, su dirección que es de lo más convencional, y su guión, que son un endeble sustento y repercute, como era de esperar y al menos para mí, no sólo en su final, sino en su resultado global. La historia es pobre: madre viuda un poco grilladita que maleduca a su hijo de seis años, el cual es un pequeño Edison, que construye artilugios y necesita la visita de una Supernanny. Un buen día encuentra un siniestro libro (me encanta su diseño de dibujos y las piezas móviles que lo ilustran, parece de la factoría de Tim Burton) y empiezan a ocurrir situaciones extrañas… El problema es que el film se toma muy en serio a sí mismo, está carente del sentido del humor y resulta farragoso, ya que su guión nunca termina por decidirse si seguir por el terror o convertirlo todo en un drama pero sin dejar de utilizar los recursos más tópicos (o sobresaltos típicos) del género de terror. Y ya de esta clase hay muchas películas, sin contar los telefilms…
Essie Davis es lo mejor y su interpretación en todo momento intenta hacer creíble su personaje, a pesar incluso de que haya una escena en la que abraza a su hijo y pega, más que un grito, un pedazo de berrido exagerado que no sé cómo a la siguiente escena el niño no ha sufrido ningún daño en los tímpanos.
En fin, y para resumir, tampoco merece extenderse más, es una decepción más del género, por más que se le pretenda revestir de interés por parte de algunos entendidos, y que toma prestado muchos ingredientes de otros films, sin haber sabido ni reciclarlos ni haberlos utilizado para beneficio propio.