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España España · León
Voto de bixo:
3
Aventuras. Romance. Fantástico Edad Media. Una leyenda de carácter sobrenatural relata la diabólica venganza del Obispo de Aquila, que consiste en hacer imposible el amor entre Navarre (Rutger Hauer) e Isabeau Anjou (Michelle Pfeiffer). Aliándose con las fuerzas del mal, el Obispo consigue hechizar a los amantes: ella se convertirá en halcón durante el día, y él será un lobo por la noche. Eternamente unidos y separados, encontrarán un aliado en el joven lacayo ... [+]
14 de julio de 2011
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se entiende que en España hay poca culturilla general en lo referente a ornitología, o al menos eso deben pensar los dobladores de este país. Si en ‘The Birds’ (la de Hitchcock) se empeñan en vendernos periquitos por agapornis (también llamados ‘inseparables’), en esta ocasión la falta de rubor apunta mucho más alto apoderándose del mismísimo título, eso o estamos en presencia del halcón más grande y estropajoso del mundo animal. Supongo que asociar la bella figura de la Pfeiffer a la de un águila ratonera no se consideró conveniente, al menos no en castellano. Sin embargo, en cierta manera lo es, porque esta ausencia de un mínimo espíritu torero en la traducción palidece a los pocos segundos de comenzar el metraje, cuando las primeras notas de esta espantosa banda sonora irrumpen en escena. Alan Parsons se debió quedar a gusto además, ya que semejante despropósito se extiende todo lo larga que es la película, una escena, y otra, y otra más. Un dato curioso es que esta obra fuera premiada por sus efectos de sonido cuando, en mi opinión, la única forma de valorarla con un mínimo de benevolencia en ningún aspecto es si uno sufre de una profunda sordera. Pero ahora que lo pienso más detenidamente, tal vez no fue del todo desacertado el cambiar de rapaz en el título, no tanto por razones estéticas como por la chirigota que el sustantivo ‘ratonero’ pudiera incitar de ser asociado con estos (des)acompañamientos musicales.
En serio, y dejando nostalgias a un lado (que sí, a mi también me entusiasmó de crío), esta película tiene poquito más que una idea en cierto modo original y una más que aceptable fotografía. Diría que la mayoría de lo que la compone resta más que suma: un desarrollo de la trama simplón, previsible, nada emprendedor, unos personajes anacrónicos y en exceso superficiales, graves errores de montaje, e interpretaciones, en su mayoría, flojillas. En este último apartado cabe destacar la de Rutger Hauer, único actor de todo el reparto que parece tomarse en serio su papel, quedando así en evidencia (en ridículo me atrevería a decir) ante la mediocridad que le rodea, en especial gracias al tal Matthew Broderick, muy de moda por aquellos años, único elemento que no desentona del todo con el soniquete de fondo. Tampoco la Pfeiffer se libra. Tras lucir palmito en ‘Scarface’ se ve que le quisieron montarle una peliculita en plan estrella y claro, en cuanto el papel le exigió un mínimo, pues se estrelló (porque vaya tela la escenita final).
Resumiendo, que si uno siente tentaciones de abrir el baúl de los recuerdos, antes que ponerse el último episodio de ‘Verano azul’ o alguna que otra peliculilla de entonces, es mucho más aconsejable cogerse una buena moña o meter los dedos en un enchufe, porque estas películas donde mejor están es ahí guardadas, a cobijo de críticas más afiladas.
bixo
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