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Voto de antonio lopez herraiz:
6
Comedia. Musical Lars (Will Ferrell) y Sigrit (Rachel McAdams) son dos músicos islandeses desconocidos que tienen delante la oportunidad de su vida: representar a su país en el concurso musical más importante del mundo. Ahora podrán demostrar que hay sueños por los que vale la pena luchar.
3 de julio de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peli de Netflix. Festival de Eurovision. Rachel McAdams y Will Ferrell mutados en réplica islandesa de Camela, berreando y aporreando el órgano eléctrico. ¿Quién en su sano juicio se negaría a esto? A Rachel McAdams hay que reconocerle el mérito añadido de mostrar lo intacta que permanece su faz más deliberadamente mamarracha desde la pleistocénica etapa de 'Este cuerpo no es el mío' (2002, Tom Brady), 'Chicas malas' (2004, Mark Waters) o 'De boda en boda' -también dirigida por David Dobkin, con quien reincide, 15 años después, en la ejecución de otra gamberrada ligera como es 'Festival de la canción de Eurovision: La historia de Fire Saga'-. Tres tantos de lo mismo pasa con Dan Stevens ('Downton Abbey'), Mikael Persbrandt ('Sex Education'), la rehabilitadísima Demi Lovato, Pierce Brosnan -ejerciendo de padre rudo y enfurruñado, cortado por el mismo patrón que Jon Voight en 'Zoolander' (2001, Ben Stiller)-, el presentador de la gala Jon Kortajarena y una extensa lista de celebridades eurovisivas encabezada por Alexander Rybak, Netta, el músico y cantautor Salvador Sobral o Thomas Neuwirt -que desempolva a su Conchita Wurst, personaje creado por él mismo y con el que conquistó la edición de Eurovision de 2014-.
La exaltación de lo ridículo a cargo de Ferrell no pilla a nadie por sorpresa: la eclosión de la horterada y el dance de los 90, el pomposo artificio de la élite de la moda, los reporteros televisivos, las telenovelas, un par de actualizaciones lisérgicas a partir de series televisivas de los 60 y 70, tomarse (justificadamente) a rebufo el cine deportivo -patinaje artístico, nascar, baloncesto-. ¿Existe algún objeto potencialmente petardo (y parodiable) de la cultura popular que no sea susceptible de ser arrollado por Ferrell y su apisonadora cómica? Por suerte no.
¡Sí a los pelucones! ¡Vivan los elfos! ¡Viva Eurovision!
antonio lopez herraiz
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