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Voto de antonio lopez herraiz:
6

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3,7
1.345
Terror. Ciencia ficción
Se trata de una distopía postapocalíptica, en la que cadáveres de antiguos amigos y enemigos de baile son reanimados en un escenario para entretener a los pocos supervivientes del holocausto nuclear. Demasiado ingenua y positiva, Peggy tiene su primera cita con un compañero mayor que ella. Su nerviosa risa del principio da lugar a gritos de pánico cuando se entera del mundo que hay tras la puerta de la casa de su madre, así como de los ... [+]
19 de noviembre de 2024
19 de noviembre de 2024
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Sesenta minutejos para un Richard Matheson de 20 páginas adobado en el guión con autoría de su hijo homónimo, añadiendo un preludio cafetero para una chavalada motorizada, traficante y repostando en bares mugrientos en un clima postapocalíptico que, en la fuente original, correspondía a la América de 1997 posterior a la Tercera Guerra Mundial. ¿Fidelidad?? Haberla la hay en parte del contenido, que no en la extensión que corresponde a cada tramo del mismo o en la subtrama inicial inventada para justificar por qué Peggy se fuga con una pandilla de delincuentes.
En cualquier caso el mejor estímulo es el de tener reunidos por última vez a Tobe Hooper y Robert Englund como maestro de ceremonias en un espectáculo de gogós zombis que mueven el cucu por electrocuciones con porras eléctricas. O ciñéndonos a las páginas de Matheson, por los efectos de armas bacteriológicas explotadas para un supuesto fin científico: EVAA (Experiencia de Vida Animada Artificialmente). Si esperas disfrutar de la versatilidad de Englund espérate a que baje del escenario, deje de comportarse como Freddie Krueger y se luzca interpretando a un mafioso de los bajos fondos con poco sentido del humor y ningún tic marca de Elm Street.
Muchas caras guapas manchadas de grasa y despeinadas a efectos de parecer gente chunga con cuerpos fit -bueno, al menos ellas y uno de ellos- de los que sólo reconozco a Jonathan Tucker cuando podías creerte que apuntaba a ser el nuevo Gary Oldman. O al menos así lo intenta dispensando un extraño encanto zalameramente turbio para quitarle el mandil y engatusar a Jessica Lowndes -otra ex 90210 adicta a las comedias románticas navideñas, últimamente parece que los colecciono-.
Hooper se siente joven, le gusta transportarse de vuelta al preludio de la segunda matanza tejana coqueteando con vandalismo juvenil y recorriendo a todo trapo la carretera dentro del tramo más fiel al relato de Matheson.
Pasado el trámite de las presentaciones, el pseudo romance y la road movie nocturna, te queda una rápida -la duración obliga- y simpática cochinada de neones, espasmos con la cámara y desfase visual que obviamente no capturan la descripción poderosa, mortuoria y gráfica de la ceremonia necrobailonga del relato. Aunque menos da una piedra, supongo. La sintonía de la "música del futuro" descrita sobre el papel como poco menos que un cúmulo caótico de extraños ruidos se la adjudican a Billy Corgan, líder de Smashing Pumpkins.
Ahora que Sonia & Selena vuelven a sacarle petróleo a su hit más conocido es un buen momento para tomarte títulos como el de esta tv movie al pie de la letra.
Pero léete mejor esas 20 páginas.
En cualquier caso el mejor estímulo es el de tener reunidos por última vez a Tobe Hooper y Robert Englund como maestro de ceremonias en un espectáculo de gogós zombis que mueven el cucu por electrocuciones con porras eléctricas. O ciñéndonos a las páginas de Matheson, por los efectos de armas bacteriológicas explotadas para un supuesto fin científico: EVAA (Experiencia de Vida Animada Artificialmente). Si esperas disfrutar de la versatilidad de Englund espérate a que baje del escenario, deje de comportarse como Freddie Krueger y se luzca interpretando a un mafioso de los bajos fondos con poco sentido del humor y ningún tic marca de Elm Street.
Muchas caras guapas manchadas de grasa y despeinadas a efectos de parecer gente chunga con cuerpos fit -bueno, al menos ellas y uno de ellos- de los que sólo reconozco a Jonathan Tucker cuando podías creerte que apuntaba a ser el nuevo Gary Oldman. O al menos así lo intenta dispensando un extraño encanto zalameramente turbio para quitarle el mandil y engatusar a Jessica Lowndes -otra ex 90210 adicta a las comedias románticas navideñas, últimamente parece que los colecciono-.
Hooper se siente joven, le gusta transportarse de vuelta al preludio de la segunda matanza tejana coqueteando con vandalismo juvenil y recorriendo a todo trapo la carretera dentro del tramo más fiel al relato de Matheson.
Pasado el trámite de las presentaciones, el pseudo romance y la road movie nocturna, te queda una rápida -la duración obliga- y simpática cochinada de neones, espasmos con la cámara y desfase visual que obviamente no capturan la descripción poderosa, mortuoria y gráfica de la ceremonia necrobailonga del relato. Aunque menos da una piedra, supongo. La sintonía de la "música del futuro" descrita sobre el papel como poco menos que un cúmulo caótico de extraños ruidos se la adjudican a Billy Corgan, líder de Smashing Pumpkins.
Ahora que Sonia & Selena vuelven a sacarle petróleo a su hit más conocido es un buen momento para tomarte títulos como el de esta tv movie al pie de la letra.
Pero léete mejor esas 20 páginas.