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Voto de antonio lopez herraiz:
7
Thriller. Acción. Comedia Cuando un grupo formado por los tiranos y las mentes criminales más malvadas de la historia se une para desencadenar una guerra que matará a millones de personas, un hombre tendrá que luchar a contrarreloj para detenerlos. Tercera entrega de la saga 'Kingsman', ambientada muchos años antes de las anteriores y explicando el origen de la agencia. (FILMAFFINITY)
1 de enero de 2022
6 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Recordáis la última ocasión en la que Ralph Fiennes se metió en la guisa de superespía británico con look de gentleman -bombín, paragüas- ducho en la esgrima y los enfrentamientos cuerpo a cuerpo? ¿o la última (infausta) experiencia de Gemma Arterton juntándose con otro agente british y sibarita intentando salvar el mundo de un tarado megalómano? Pues dejémoslo en que con el tercer capítulo -en calidad de precuela cinematográfica- basado en el universo de espías patentado en el papel por Mark Millar -guión, implicándose desde el inicio con el propio Matthew Vaughn- y Dave Gibbons en las ilustraciones, a dos de sus principales protagonistas se les concede una segunda oportunidad para arrancarse una espina cumpliendo -esta vez sí, honrosamente- con su hoja de servicio como cabezas de cartel salvándole el culo a su país (con la imprescindible colaboración de Djimon Hounsou).
Huelga decir que, sirviéndonos entre medias una más que estimable película bélica en la que concurren, entre otros, Harris Dickinson o Aaron Taylor-Johnson, Vaughn tampoco pierde la ocasión de reverdecer lustre pulp para su franquicia -antes de retomar en el tiempo presente a Eggsy y Harry Hart- viajando hasta los comienzos de la organización secreta y proporcionando en bandeja a un teatralizadamente perverso -tal como manda la tradición de un buen archienemigo en estas tesituras- Rhys Ifans como la enésima encarnación de Rasputín desempeñando las labores de villanía al alimón con Daniel Brühl y otro miembro del reparto cuya identidad no revelaré (pese a que sí lo haga un doblaje ineficazmente velado de Roger Pera).
En cualquier caso estamos ante un ejercicio de entretenimiento puro tan disfrutable como honesto.
Esta vez sí vale la pena ver a Ralph Fiennes desenvainando la espada.
antonio lopez herraiz
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