La serie cuenta con actores famosos (no necesariamente buenos pero famosos al fin), un ambiente escenográfico aceptable y un ritmo que sostiene el interés del que especta. Es así que en su mayor parte, '9-1-1' funciona, no resulta aburrida y en cierta manera cautiva.

De todas maneras... y a pesar de todo lo bueno que puede tener la serie en cuanto a reparto, ambiente y producción general su guión hace transitar la historia por carrilles y situaciones reiteradas (por ejemplo: los saltos o caídas al vacío) como así también por tramados inverosímiles. En eso falla y falla mucho.

La inverosimilitud de algunas situaciones se une también a lo inverosímil en la construcción de los personajes que en verdad son imposibles ¿Un joven bombero acomplejado que "liga" dos mujeres por capítulo? ¿Un esposo gay de una policía que desea y mantiene su familia heterosexual?

Si hay algo más que agregar y que en verdad molesta, es que la serie introduce de manera descarada un subtexto de la moral yankie aspiracional y aceptable como forma oculta de "educar al ciudadano". Esto que quizás pase desapercibido para el espectador común es evidente para el más avezado. Más aún en estos tiempos (2018) en que Trump expresa su xenofobia y su desprecio por los servicios públicos. Así se ven en la serie más gente de color probas y con buenos modales (o sea haciendo de buenos) que de costumbre como así también el destaque enaltecedor de los servicios sanitarios y polícíacos.

Resumiendo: La serie como entretenimiento fácil y pasatista cumple su cometido pero... no le pidas a la serie algo más pues no lo tiene.