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Voto de Raiden1987:
6
2015
Javier Olivares (Creador), Pablo Olivares (Creador) ...
7,2
14.246
Serie de TV. Aventuras. Fantástico
Serie de TV (2015-2020). 4 temporadas. 42 episodios. El Ministerio del Tiempo es una institución gubernamental, autónoma y secreta, que depende directamente de Presidencia de Gobierno. Así cómo en Estados Unidos se guardan los secretos y la llave para un posible ataque nuclear, de presidente a presidente, lo mismo ocurre con este ministerio español, y sólo reyes, presidentes y un número muy exclusivo de personas saben de él. El paso ... [+]
23 de junio de 2020
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como en muchas otras series, a veces es necesario ver varias temporadas para poder ofrecer una opinión general y no solo puntual. En este caso, la crítica se ha escrito tras finalizar la 4ª Temporada.
La historia comienza fuerte, con un trío protagonista que se complementa a las mil maravillas y en donde cada cual tiene su rol, y al mismo tiempo consigue presentar con gran objetividad múltiples acontecimientos históricos con los que uno se cultiva mientras se divierte. Entretenimiento y cultura a la par, un dupla complicada y aquí lograda con éxito. Pero por desgracia, todo va a menos y en gran parte puede deberse a que uno de los dos creadores (Pablo Olivares) fallece, con lo que la balanza se rompe y solo queda el otro hermano (Javier Olivares) para continuar con la serie más allá de la 1ª Temporada.
La historia comienza fuerte, con un trío protagonista que se complementa a las mil maravillas y en donde cada cual tiene su rol, y al mismo tiempo consigue presentar con gran objetividad múltiples acontecimientos históricos con los que uno se cultiva mientras se divierte. Entretenimiento y cultura a la par, un dupla complicada y aquí lograda con éxito. Pero por desgracia, todo va a menos y en gran parte puede deberse a que uno de los dos creadores (Pablo Olivares) fallece, con lo que la balanza se rompe y solo queda el otro hermano (Javier Olivares) para continuar con la serie más allá de la 1ª Temporada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A esto se le une que el actor principal y más protagonista, Rodolfo Sancho, estaba metido en más de una serie y el exceso de compromisos le hizo estar ausente en la mitad de la 2ª Temporada, y en la 3ª, para lo cual se tuvo que remendar una muerte en los dos primeros minutos de esta última. Todas estas vicisitudes hicieron que se introdujeran nuevos personajes para suplir el vacío, como fue el caso de Hugo Silva y Macarena García (en el caso de esta para suplir también el abandono de Aura Garrido en la 3ª Temporada, otra de las protagonistas principales). Con todo esto, la serie cojeaba de nuestros personajes favoritos, rompía un poco la historia que se estaba trenzando entre ellos, pero intentaba al menos introducir acontecimientos históricos bastante logrados (el de los últimos de Filipinas permanece en mi mente).
Sin embargo, tras varios años de ausencia se anunció la 4ª Temporada y en ella se nos prometía la vuelta de todos los protagonistas iniciales, Rodolfo Sancho (Julián) y Aura Garrido (Amelia) incluidos. ¿Quién iba a decir que no a esto? Pues todo era puro marketing. Amelia ha salido en poco más de un capítulo, y Julián ha estado desaparecido en la mitad de esta última temporada, y cuando ha entrado en escena, tenía un rol más secundario que principal, a excepción del capítulo de despedida (que de paso echa por tierra una de las decisiones morales básicas con la que empezó la serie y que servía de línea roja y al mismo tiempo de desencadenante de su relación con Amelia). Ha sido una temporada con gran tedio, donde los hechos históricos han estado por debajo de la media. Eso sí, se ha introducido un nuevo concepto hasta entonces inédito en esta serie y que ahora se está apoderando de todas las series españolas y desde luego también de Hollywood: lo políticamente correcto.
A lo políticamente correcto hay que sumarle una descarada intervención POLÍTICA que le da un marcado carácter subjetivo a la 4ª Temporada y que pretende el cada vez más habitual control del pensamiento. Por si no queda claro, que lo queda, me refiero al hecho de que los protagonistas siempre son o piensan o actúan de una determinada manera y los adversarios, enemigos, actúan y piensan con la ideología contraria. Los personajes históricos y efemérides que se muestran aquí se desdoblan en los bien vistos y acogidos por los protagonistas y por lo tanto por el guión de la serie, que tienen una determinada ideología, y otros personajes y acontecimientos de ideología opuesta de los que o bien se hace chanza, o bien se condenan con dedo acusador. No voy a dar nombres a cada uno porque el que lo haya visto ya sabe a lo que me refiero, y si no, que recuerde una de las últimas escenas de la 4ª Temporada y el nombre del Departamento que Irene ansía.
Este desgraciado acontecimiento conlleva la polarización de la audiencia, que en función de sus pensamientos y creencias se verá muy motivado o muy alejado de la serie, pues aunque trata de convencer de que lo que relata es la verdad, lo cierto es que es una verdad o al menos "su" verdad. La historia queda de lado, salvo para contar "su" verdad, el hilo de los personajes salta por los aires y siempre siguen "esa" verdad, en fin, que ya no es un serie para todos, sino para algunos. Lástima. Con lo bien que se pincelaron las 2 primeras temporadas y lo más o menos decente que supo avanzar la tercera, ha tenido que llegar la maldita política a destrozar una de las mejores ficciones españolas del momento. Y esto no es algo puntual, parece una tendencia en auge. Lástima.
La libertad no es solo que el creador de la serie haga lo que él desea con su serie, sino el hecho de que no intente manipular tácitamente al espectador con pequeñas píldoras. Déjennos pensar por nuestra cuenta, aprender por nosotros mismos y en definitiva, ser personas libres, también de pensamiento. Dejemos la política para los políticos.
Sin embargo, tras varios años de ausencia se anunció la 4ª Temporada y en ella se nos prometía la vuelta de todos los protagonistas iniciales, Rodolfo Sancho (Julián) y Aura Garrido (Amelia) incluidos. ¿Quién iba a decir que no a esto? Pues todo era puro marketing. Amelia ha salido en poco más de un capítulo, y Julián ha estado desaparecido en la mitad de esta última temporada, y cuando ha entrado en escena, tenía un rol más secundario que principal, a excepción del capítulo de despedida (que de paso echa por tierra una de las decisiones morales básicas con la que empezó la serie y que servía de línea roja y al mismo tiempo de desencadenante de su relación con Amelia). Ha sido una temporada con gran tedio, donde los hechos históricos han estado por debajo de la media. Eso sí, se ha introducido un nuevo concepto hasta entonces inédito en esta serie y que ahora se está apoderando de todas las series españolas y desde luego también de Hollywood: lo políticamente correcto.
A lo políticamente correcto hay que sumarle una descarada intervención POLÍTICA que le da un marcado carácter subjetivo a la 4ª Temporada y que pretende el cada vez más habitual control del pensamiento. Por si no queda claro, que lo queda, me refiero al hecho de que los protagonistas siempre son o piensan o actúan de una determinada manera y los adversarios, enemigos, actúan y piensan con la ideología contraria. Los personajes históricos y efemérides que se muestran aquí se desdoblan en los bien vistos y acogidos por los protagonistas y por lo tanto por el guión de la serie, que tienen una determinada ideología, y otros personajes y acontecimientos de ideología opuesta de los que o bien se hace chanza, o bien se condenan con dedo acusador. No voy a dar nombres a cada uno porque el que lo haya visto ya sabe a lo que me refiero, y si no, que recuerde una de las últimas escenas de la 4ª Temporada y el nombre del Departamento que Irene ansía.
Este desgraciado acontecimiento conlleva la polarización de la audiencia, que en función de sus pensamientos y creencias se verá muy motivado o muy alejado de la serie, pues aunque trata de convencer de que lo que relata es la verdad, lo cierto es que es una verdad o al menos "su" verdad. La historia queda de lado, salvo para contar "su" verdad, el hilo de los personajes salta por los aires y siempre siguen "esa" verdad, en fin, que ya no es un serie para todos, sino para algunos. Lástima. Con lo bien que se pincelaron las 2 primeras temporadas y lo más o menos decente que supo avanzar la tercera, ha tenido que llegar la maldita política a destrozar una de las mejores ficciones españolas del momento. Y esto no es algo puntual, parece una tendencia en auge. Lástima.
La libertad no es solo que el creador de la serie haga lo que él desea con su serie, sino el hecho de que no intente manipular tácitamente al espectador con pequeñas píldoras. Déjennos pensar por nuestra cuenta, aprender por nosotros mismos y en definitiva, ser personas libres, también de pensamiento. Dejemos la política para los políticos.