Una película de tres horas de las cuales sólo interesan unos cuarenta minutos de pura explosividad de Bay. Pearl Harbor es como la cúspide del cine del director. Un director que venía de una película similar como fue Armageddon pero que era tan estúpida que resultaba divertida. Sustituye las salidas de tono de Bruce Willis y su gran reparto secundario por un triángulo amoroso que no puede ser más ridículo, y que encima dura una hora y media antes de que se empiece a producir el ataque a Pearl Harbor. Después de eso viene una tercera parte de puro rencor norteamericano que no tiene sentido alguno.

Pearl Harbor puede tener momentos decentes, sobre todo visualmente hablando, pero tres horas es un precio demasiado grande para una aburrida historia de amor aderezada con explosiones continuadas durante menos de un tercio de película. Quien vaya a ver Pearl Harbor por su historia de amor quedará defraudado por sus clichés previsibles, y quien quiera ir a ver una película de Michael Bay, bueno, digamos que es la peor de su filmografía.