Luc Besson nos trae una película de ciencia ficción que viene a ser la versión palomitera y comercial de la curiosa (aunque también irregular) Sin Límites de Neil Burger. ¿Lo malo? Que dentro de esa fachada quinceañera se encuentra una película que pretende ser profunda y dar respuesta a cuestiones existenciales. ¿Lo malísimo? Que dichas respuestas que nos entrega Besson son además estúpidas. Si has conseguido llegar al 50 % de la película (ya me entendéis si la habéis visto), cosa que yo no hice, te espera una resolución final demasiado simple e impropia de un buen director con buenas ideas.

Johansson está regular en su papel de humana sin sentimientos ni expresividad. La idea de Besson de que alcanzar la "perfección" supone sacudirse todas las emociones y sentimientos puede llegar a ser válida, pero yo estoy lejos de comulgar con ella. Ese discurso deshumanizante para alcanzar la plena humanidad es directamente contradictorio.

Así que, aunque se rodea de un buen reparto de secundarios, Lucy ni siquiera sirve para dedicarle el poco tiempo que dura.