Puede que también influya el hecho de que es una de las películas más vistas en mi juventud, pero muchos años después de que la hubiera visto por última vez mi reciente visionado no ha hecho más que incrementar el amor que le tengo a una de las películas más divertidas y malentendidas que he tenido el placer de ver.

El responsable, Paul Verhoeven, también el culpable de muchas de mis referencias juveniles, y una sobredosis de cinismo camuflado que fue pasado por alto por casi todo el mundo. De hecho, el 70% de la gente que puede hablar mal de la película lo hacen refiriéndose a ella como una típica película plana de aniquilación extrema de bichos sin mayor mensaje. El propio director parecía ser consciente de ello y ocultó entre las escenas esa crítica desgarradora al sistema, con manipulación mediática destinada al ensalzamiento militar.

Hay que saber ver Starship Troopers. Si eres un amante de las matanzas de bichos la película es muy probable que te guste, pero si además la ves con el sentido del humor que exige te parecera una película tan buena que no estás muy seguro de que Paul Verhoeven quisiera hacer exactamente eso. Es que hasta las malas actuaciones van perfectas para la película.

Inolvidable espectáculo visual. Hasta la primera parte de bailes universitarios y peleas entre machitos me resultó divertidísima. Más de dos horas para una película que a mí me hubiera durado hasta una hora más. De hecho, el final parece un poco precipitado e inconcluso, pero es un mal menor para una película brillante.

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