No sé si fue el spanglish, no sé si fue la aburridísima fotografía, no sé si fue esa pareja Tim Robbins-Samantha Morton en modo siesta o no sé si fue uno de los desarrollos más pesados y poco reconfortantes que he visto en una película. Código 46 para mí es la definición casi exacta del tostón infumable. Planos que pretenden mostrar cierta profundidad en una película que dura 90 minutos sí, es una película bien corta que necesita de minutos de relleno-. Música ambiental que parece sacada del fondo del mar. Mensajes en plan interesantes que no pueden estar más vacíos. En definitiva, pretenciosidad elevada al exponente.

Y mirad que a mí todo esto de los futuros posibles, distopías, tráfico de recuerdos y experimentos sociológicos venideros es un tema que no me puede atraer más. Claro, también es cierto que los romances imposibles no son mi debilidad. En cualquier caso, esperaba encontrar como mínimo algo interesante en la cinta, pero desde luego quedé tremendamente defraudado.

Si tienes ganas de aburrirte, adelante.