Con una habilidad sorprendente, Preston Sturges nos muestra la lucha de una persona contra la predestinación y como las adversidades del empeño le devuelven una y otra vez a la realidad. Llegar a una meta es un logro, retroceder se puede, pero el logro ha quedado y te marca, haciéndote burlesco, exagerado y hasta ridículo retroceder. John L. Sullivan quiere un cine verita buscando él mismo las experiencias. Hasta aquí, parece coherente, pero él que ha logrado dirigir con éxito actores no se sabe interpretar y por el camino conoce a otros seres con otras predestinaciones que su dinero no puede cambiar y en su dualidad forzada les ocasiona zozobra y sensaciones de engaño contrarias a sus pretensiones. Terminará por entender que el Mundo siempre te enseña y delimita tu camino, salirte implica un riesgo que no siempre sale bien y te deja impotencia y heridas. Erróneamente se clasifica este film en comedia, yo no lo desmiento pero a mí me ha hecho pensar, no reir. Es una gran película con una sorprendente interpretación de Joel McCrea, al que solo le había visto convincente en Juntos hasta la muerte, de Raoul Walsh.