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España España · Barcelona
Voto de Ulher:
7
Intriga. Thriller Una psicóloga y su ayudante intentan desacreditar a un vidente que ha recuperado el prestigio después de haber pasado treinta años sumido en el olvido; el problema consiste en que el cerebro casi siempre nos transmite una imagen distorsionada de la realidad. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2012
34 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hecho de cosechar excelentes críticas y arrasar en taquilla con un trabajo es un arma de doble filo en el futuro. La autosuficiencia puede verse menguada por una falta de talento. Y es que el dinero no lo es todo. En esa balanza donde el ingenio y el negocio se baten a duelo, Rodrigo Cortés sabe muy bien como equilibrarla. Con Buried, al arriesgado director se le abrieron las puertas del cielo. Una cinta de escaso presupuesto que se vio sorprendida de merecidos regalos. Dichos presentes mecieron la cuna donde ahora se asienta Luces Rojas, la esperada cinta como agua de Mayo de uno de los escasos salvadores del cine patrio.

Si en algo se caracterizan las obras de Cortés es en el riesgo de cada propuesta. Apuestas al todo o nada, en las que no hay cabida a medias tintas. Porque con sólo tres largos impactantes se ha metido al público en el bolsillo.

Luces rojas no viene a contar nada que no hayamos visto. Un thriller que nos hace replantear hasta qué punto creemos en los fenómenos paranormales. Con algún giro de guión efectista, algo que se echó de menos en su anterior cinta, la película transita por una senda de lugares comunes. Requiere el constante esfuerzo de un avispado espectador para descifrar pequeñas señales si se quiere disfrutar al máximo, de lo contrario el poso que deja es agridulce.

La ambición del filme se palpa desde una impecable factura técnica hasta un potente casting. Cortés recupera al mejor De Niro en un papel aterrador. Hacía tiempo que no se prodigaba por la gran pantalla con un personaje cuya presencia inquieta. Para darle la réplica era necesario invertir de forma segura en dos fichajes que siempre cumplen. Un siempre convincente Cillian Murphy y una espléndida Sigourney Weaver aportan mayor calidad a un producto que no pasará a la historia del gran cine pero que otorgará credibilidad a un director con una ambición plausible.

Lo mejor: su arriesgada puesta en escena.
Lo peor: algún que otro exceso en su recta final.
Ulher
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