Buscando una película con presencia de la música y que pudiera ser útil (gospel, adolescentes, rebelión frente a las creencias de los padres, etc), procedí al visionado de esta película. ¡Cuál fue la sorpresa que me aguardaba!. Al principio parece un film bastante corriente que se desarrolla en un entorno religioso estricto -como sucede en "Footloose" (1984) u otras películas- pero cuando avanza y aparece el tema del maltrato, de pronto todo cambia, ¡y cómo lo hace!.
La actriz protagonista transmite con su mirada, con cada gesto, cómo va perdiendo su alegría, su autoestima, su ingenuidad, atrapada por la admiración que siente por aquel cantante a quien idolatra. El protagonista masculino no se queda atrás. Es como si encarnara a dos personas diferentes: al principio, representa al "príncipe rescatador" que tanto agrada, pero después retrata con crudeza a una persona detestable, amoral, con doble rasero, manipuladora y maltratadora (su verdadero ser sin máscara).
El hecho que me ha movido a realizar esta crítica y desvelar un pequeño trozo del desarrollo de la película es lo didáctico que puede resultar el visionado de la parte del film en el que se ve la relación de los protagonistas, en "un antes y un después" que incluso sorprende al espectador. Cómo la joven calla o justifica ante sus allegados el trato que recibe, cómo cada día está más inmersa en la oscuridad. En fin, toda una lección.