Thelma & Louise a diferencia de Buch Cassidy & Sundance Kid o Bonnie & Clyde no existían en la mente colectiva de la gente hasta que se las inventó un guionista, Ridley Scott las puso en escena y Susan Sarandon & Geena Davis les dieron vida. Desde el día de su estreno forman parte de la cultura popular universal.
Seguramente, motivo de esto, es que con el tiempo se haya infravalorado. Nació como una obra maestra instantánea, y me ha sorprendido ver como ha decaido su nota con el paso de los años. No es de justicia. La película tiene unos valores intrinsecos más allá de su popularidad que la mantienen como una gran obra fílmica.
Combina road movie, película de colegas -femeninas- western moderno, personajes que crecen durante el metraje (el maquillaje es magistral, a medida que avanza la película están más guapas), hombres que quieren ser buenos y son malos, hombres que son malos y quieren ser buenos. Y lo más importante: mucho humor y mucha emoción.
La banda sonora de Hans Zimmer es de las más efectivas que ha compuesto en su carrera, su tema de Thunderbird da el contrapunto exacto en todo momento a la belleza de esas mujeres, ese coche y esos paisajes que John Ford nos los había presentado como un personaje más de los Estados Unidos.
Ridley Scott nos regaló su obra más próxima, y aunque muchos parecen haberla olvidado merece la pena revisarla de vez en cuando para recuperar la misma emoción que se sintió en su día. Por eso es una obra maestra, porque tiene la capacidad de disfrutarse como si no se conociera y hayas olvidado algunos pasajes que vuelven a repetirse aunque como espectador desees que no se produzcan.