Hay muchas cosas buenas en las películas que vienen dando hoy las narraciones a los grandes súper héroes que surgieron en los cómics del siglo veinte. Los avances tecnológicos, la manifestación creativa de interesantes y vertiginosas tramas, las personalidades de los héroes, en fin, características de una pasión que involucra tanto a los realizadores como a los fanáticos de este tipo de historias. El asunto que tal vez más trasciende es que todas estas historias se convierten en capítulos y que, como tales, solo ofrecen un momento puntual en lo que puede ser el desarrollo de una buena narración. Todo se hace y se rehace con una comodidad impresionante. Y es impresionante para lo bueno y para lo malo, porque es realmente triste que en cada filme se tenga la sensación de que no se tiene una historia plena sino una partecita, como si fuera deber sacar dinero de todo, sobre todo si ya se vende muy bien.
Así, este filme no es malo, pero es solo la parte de un todo que tampoco va a tener fin, y como tal se hace tan estrafalario como "estafadario".