Hay formas de asumir la sencillez en el cine: los relatos dejan mucho a los espectadores a pesar de no haber contado los recursos para impresionarlos; los relatos llevan a buscar otros filmes y libros en los que se acaben de condensar las ideas exploradas; los relatos fomentan en el espectador la necesidad de conocer ese mundo que los personajes habitan. En lo personal, este filme solo toca la simpleza en la última de las caracterizaciones mencionadas; pero eso también lo haría un buen comercial sobre cualquier destino turístico del mundo.
El tono, la película que le apuesta a lo documental y ficticio, no están mal; sin embargo, Alamar es un filme que esperaba me llegara mucho más profundo, de acuerdo con la experiencia de otros críticos. No fue así. Puede ser porque mi experiencia estética no está definida por este tipo de trabajos.